Eternidad, Tiempo y Existencia:
Aristóteles, Agustín y Heidegger
Adaías
Charmell Jameson
Comprender
al tiempo o más que comprenderlo explicarlo, es una tarea difícil que no se ha
podido resolver con precisión y
exactitud. La Pregunta sobre ¿qué es el tiempo? Se nos convierte en muchas
aporías e indeterminadas definiciones y dudas. Así lo dijo Agustín “Si nadie me
lo pregunta, lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta, no lo
sé.”
Siempre será necesario
ir a lo más originario de esta búsqueda
y seguir indagando en aquellos quienes al igual que nosotros han estado en esta
inquietud por llegar a un acercamiento de la comprensión y significación del
tiempo desde el punto de vista teológico, científico y ontológico. Se podría tomar como partida, la
visión aristotélica del tiempo, su difícil definición y sus dificultades
Pues una parte de él ha
acontecido y ya no es, otra está por venir
y no es todavía, y de ambas partes se compone tanto el tiempo infinito como el
tiempo periódico. Pero parece imposible que lo que está compuesto de no ser
tenga parte en el ser…Tales son las dificultades que se plantean sobre el
tiempo. En cuanto a qué es el tiempo y cuál es su naturaleza, lo que se nos ha
transmitido arroja muy poca luz sobre las dificultades que antes hemos
deslindado. Aristóteles; Física: Libro IV, cap. IX)
Aunque el
concepto de tiempo continúe siendo una aporía, Aristóteles nos da un importante
acercamiento en el libro cuarto de Física;
en tanto que conceptualiza al tiempo como un movimiento
y un cambio
“Y puesto que cuando no
distinguimos ningún cambio, y el alma permanece en un único momento
indiferenciado, no pensamos que haya transcurrido tiempo, y puesto que cuando
lo percibimos y distinguimos decimos que
el tiempo ha transcurrido, es evidente entonces que no hay tiempo sin
movimiento ni cambio.” (Aristóteles; op.cit.)
Heidegger en Ser y Tiempo, de una forma u otra
parafrasea a Aristóteles cuando nos dice
“El tiempo no pasa ni está parado, sino
se temporiza, la temporización es el fenómeno originario del movimiento”.
Para
Heidegger el “Ser Ahí” en tanto ser histórico de la posibilidad, es la
existencia del ahora en una visión del pasado de todo aquello que se fue, es su
constante búsqueda y preocupación por el olvido del Ser, tal preocupación parte de un tiempo y un estado determinado
por la proyección del futuro; o, de todo aquello que llegaría a ser una y otra
vez. La visión de un tiempo progresivo, que no hay que verlo como cíclico
aunque su visión ontológica sea de un retornar del que no siempre se vuelve de
manera circular; se puede retornar y hay toda una posibilidad de que ese
retorno sea en forma lineal.
Partiremos
en este acercamiento con una interpretación
del tiempo a través de la
existencia o la posible existencia como un poder
Ser; y, de la historia que cada
individuo posee ya sea a través de Dios y la eternidad como conocimiento y
creencia teológica o, un volver en el conocimiento metafísico y filosófico en la
constante búsqueda ontológica del conocimiento y reconocimiento de la
existencia en el tiempo.
Heidegger
comienza esta conferencia en lo más originario de la comprensión y sentido del
tiempo a partir de la eternidad y nos dice “Si
el tiempo encuentra su sentido en la eternidad entonces, habrá que comprenderlo
a partir de esta”, (Conferencia:
El Concepto de Tiempo, 1924). Ahora
nos correspondería preguntarnos ¿qué es la eternidad? y, si la eternidad es parte de una fe o de una
creencia en Dios. Si todo lo que se puede llamar eterno tiene un sentido desde
una visión teológica en correspondencia con Dios y con las divinidades; la
búsqueda del conocimiento y sentido del tiempo, y la pregunta por el tiempo
tiene una explicación desde el campo de la teología y no desde lo filosófico y
fenomenológico.
Lo
eterno y la eternidad según Agustín le corresponden a Dios y pareciera que el
tiempo como creación óntica le corresponde a Dios “No hubo pues, tiempo alguno,
en que tú no hicieses nada, puesto que el mismo tiempo es obra tuya” (Agustín; Confesiones; Librodot.com:75). A partir de este señalamiento podríamos
pensar que en la longitud, medida y extensión del tiempo, existe dos caminos
que pensar: el camino de la eternidad y, el camino de la temporalidad. El
primero como visión divina que lleva a todo hombre a la búsqueda de Dios y el
segundo como creación divina y donación
o merecimiento para los humanos, de manera que vivan sometidos al pasado y al
futuro y, sujetos a un presente eterno que es Dios
Ni tú precedes
temporalmente a los tiempos: de otro modo no precederías a todos los tiempos.
Mas precedes a todos los pretéritos por la celsitud de tu eternidad, siempre
presente; y superas todos los futuros, porque son futuros y cuando vengan serán
pretéritos… Tu hoy es la eternidad; por eso engendraste coeterno a ti a aquel a
quien dijiste: yo te he engendrado hoy (Confesiones;
op.cit.: 75)
Dios es eterno e inconmensurable, el tiempo
jamás, según Agustín, puede ser eterno; sino que el tiempo mismo cohabita en
nosotros los humanos como coeterno a Dios; y este, como ser supremo se encarga
de ser la medida de todo lo creado por él. Dios es así la medida de todas las
cosas y es la medida del tiempo; y aunque su existencia no sea pensada para él
mismo en función de la fe sino de la omnipotencia, para el hombre sí. El tiempo
como creación divina es pensada en nuestra naturaleza en función de la fe.
La pregunta por el tiempo permanece en el hombre
aunque la fe desaparezca; cuando la fe desaparece en el hombre, esta pregunta
hay que pensarla desde otra posición y otra mirada del conocimiento y del
pensamiento: 1) la postura filosófica, 2) la intención epistemológica y, 3) la
posición fenomenológica.
1) La
filosófica, es meritorio desde el punto de vista filosófico y metafísico que
podamos pensar al tiempo desde una visión óntica-ontológica de la existencia a
partir de la esencia misma del hombre, “al ‘ser ahí’ es inherente como
constitución óntica un ser preontológico…en general comprende e interpreta,
aunque no expresamente lo que se dice “ser”, es el tiempo” (Heidegger; El Ser y
el Tiempo; 2010:27) y esta inquietud del tiempo se presenta ante la misma
preocupación temporal de un ir tras la respuesta a la pregunta que se interroga
por el sentido del ser y la temporariedad
del Ser.
2) Desde una intención científica,
pero, también una posición metafísica, la visión del planteamiento podría ser a
partir de la teoría aristotélica del movimiento y del tiempo como numeración y
medición del movimiento del alma; uno de los conceptos que Aristóteles nos
presenta en su Física:
… resulta imposible
la existencia del tiempo sin la existencia del alma, a menos que sea aquello
que cuando existe el tiempo existe, como sería el caso si existiera el
movimiento sin que exista el alma; habría entonces un antes y un después en el
movimiento, y el tiempo sería éstos en tanto que numerables.. El tiempo es
número de cada movimiento en tanto que hay movimiento. Por eso, en sentido
absoluto, el tiempo es número de un movimiento continuo, no de cualquier clase
de movimiento. (Aristóteles; Física; libro IV,cap.13;223
a,b)
Así que si “el tiempo es número de un movimiento
continuo” y el alma humana es un movimiento en la eternidad, el tiempo
existe en tanto exista el alma en presencia y el humano en la praxis. No
podemos concebir la existencia humana desde el punto de vista filosófico sin
alma o sin ser, y el ser es una movilidad en tanto conduce y desplaza al alma
en esta tierra. Esta visión del tiempo coincide con Agustín cuando pensaba que
el tiempo era una distensión y una extensión del alma. Si no hay una movilidad
si no se suceden los acontecimientos no existe tiempo ya que toda esta
movilidad tiene lugar en el tiempo mismo.
¿Qué nos dice Einstein desde
su posición científica? podríamos interpretarla desde la propia teoría de la
relatividad de que si el tiempo, es pensado en tres espacios temporales y según
Einstein, el espacio no es nada en sí mismo, entonces no existe ningún espacio
absoluto; y si el tiempo es un espacio, tampoco será nada en sí mismo y no
existe entonces ningún tiempo que sea absoluto. El tiempo solo puede existir al
igual que el espacio si hay cuerpos que permanecen en él junto a la energía que
poseen estos cuerpos.
La
existencia del tiempo guarda relación inmediata con los cuerpos que lo poseen y
sus energías contenidas, de manera que el tiempo, es un movimiento relativo en
la teoría de Einstein; si el tiempo es poseído por un cuerpo en energía debe
poseer movimiento, y si este no es nada en sí mismo jamás podrá ser absoluto,
no podrá existir un tiempo que sea fijo, su relatividad es inmanente. El
espacio y el tiempo en presencia de la energía o de la propia masa, que nunca
será de forma recta sino curva, afecta la trayectoria de los cuerpos en
movimiento o de la luz que es un
movimiento lineal visto por un observador y este tiempo, pasa más
lentamente en la medida en que puede llegar a ser percibido en el aumento de
este movimiento lineal.
3) El tercer pensar es válido ante una mirada,
una convincente posición fenomenológica
y como método de investigación filosófica; a partir de la totalidad de un algo
que puede llegar a ponerse a luz en el sentido de lo que puede ser mostrado
como fenómeno.
Heidegger en esta conferencia nos aparta de
toda una visión teológica del tiempo y nos obliga a pensar en un tiempo desde
la perspectiva y la posición del pensamiento del tiempo cotidiano; el tiempo de
la naturaleza y el tiempo del mundo. Ahora nos toca pensar a través de
Heidegger cuál ha sido y por qué la preocupación del hombre por el tiempo. Tal
inquietud lleva una relación con el pensamiento y la expectación del hombre por
un después y la preocupación de mirar lo que ha quedado atrás. Estos dos
espacios temporales el que se fue y el que vendrá, crea en el pensamiento un
punto central que es el ahora, de suerte que el tiempo sea pensado desde un
punto fijo pero en movimiento hacia delante y hacia atrás o hacia atrás y hacia delante partiendo de un ser y estar ahí. El hombre viene a ser
representación de un conjunto de ahoras. Si nos preguntamos ¿quiénes somos? Nos
responderíamos, somos una sucesión de instantes y momentos comprendidos entre
innumerables pasados y todos los porvenires; pero esa respuesta de quiénes
somos, solo podemos ser capaces de responderla en un ahora; de suerte, que
somos lo que podamos responder, sentir, manifestar y pensar en el justo
instante del ahora.
El
tiempo es el justo momento en que se genera
la pregunta sin importar quién es el que pregunta. Lo importante es la
relación de quienes en la búsqueda dialogan y pueden oírse como lo dijo
Hölderlin; “El hombre ha experimentado
mucho/ nombrado a muchos celestes/ desde que somos un diálogo/ y podemos oír
unos de otros/” (extraído de: Hölderlin
y la esencia de la Poesía de Heidegger). Esta pregunta surge de la esencia
y de la existencia de un yo mismo o un otro, o la relación del uno con el otro
y con el mundo, es la manifestación del ahora, del momento; somos ahora en
tanto somos capaces en una determinación ontológica de dialogar, de
respondernos y enfrentarnos al preciso instante, en cuanto tengamos una
respuesta de la visión momentánea de quiénes somos o qué somos.
El
hombre como lo dice Heidegger es un “Ser
del Tiempo” capaz de responder por su existencia por su Ser-Ahí,
Somos un diálogo
desde el tiempo en que el tiempo es. Desde que el tiempo surgió y se hizo
estable, somos históricos. Ser un dialogo y ser histórico son ambos igualmente
antiguos, se pertenecen uno al otro y son lo mismo” (Heidegger; Arte y Poesía;
1958: 135)
Nosotros,
somos la proporción de todo cuanto
podamos oír, pensar y todo lo que
podamos responder; y este andar y este continuo movimiento, es nuestro
tiempo mismo.
Para
Agustín, este responder que es la palabra en el hoy mismo y es principio y fin
de todo las cosas creadas es Dios; es el
ahora, la propia visión de Dios que revela el libro de Juan, Dios es la palabra
y es el principio de todas las cosas pero también el fin “es el alfa y la omega” el presente el pasado pero a la vez futuro
Dios es el que es, el que era y el que ha de venir;
Tú, en
cambio, eres el mismo, y tus años no mueren. Tus años ni van ni vienen, al
contrario de estos nuestros, que van y vienen, para que todos sean. Tus años
existen todos junto porque existen; ni son excluidos los que van por los que
vienen, porque no pasan; mas los
nuestros todos llegan a ser cuando ninguno de ellos exista ya. Tus años
son un día, y tu día no es un cada día, sino un hoy, porque tu hoy no cede el
paso al mañana ni sucede al día de ayer. (Agustín; Confesiones; op.cit.:75)
Si fuimos creados a imagen y semejanza de ese
Dios de Agustín, nosotros somos tiempo y somos ahora; somos un presente que por
tener consistencia óntica, dependemos de un pasado y un futuro.
Este
tiempo que somos, este ahora es el Ser-Ahí,
siempre caminando por la senda de posibilidades hacia un “haber sido y un será”
“El ser-ahí, como vida humana, es primariamente ser posible, es el ser de la
posibilidad de un seguro y a la vez indeterminado haber sido.” (Heidegger:
Conferencia; 1924, Idem). y esa indeterminación de la posibilidad es la muerte
como anticipación y a la vez, el encubrimiento evasivo y el no reconocimiento
de que algún día llegará; el tiempo es la posibilidad de un ahora, de un estar
y de un futuro en el pasado en esta forma perifrástica compuesta
gramaticalmente (haber sido) de que
fue y llegó a ser. El tiempo es la anticipación de lo que ya fue.
El descubrir y encubrir en el camino al ser, el descubrir en cada ahora a mí
mismo a mi propio pasado, y sin
olvidarnos de este pasado igualmente, dejarlo en la nada y reconocer que ya no
volverá, celebrar su muerte y abrirnos ante el advenimiento de lo nuevo. El
fundamento y disposición del tiempo radica en un futuro, en una constante
celebración de una anticipación y un gran advenimiento.
El
tiempo no es una medida ni una forma longitudinal que puede ser calculado, sino
que es una constante, es la apropiación de cada instante. El tiempo es la
vivencia de un presente que mira la anticipación del futuro infinito tras el
camino de un pasado irreversible. De aquí parte Heidegger para caracterizar el
tiempo y proponernos en esta conferencia el acercamiento a dos
interpretaciones: la primera interpretación es “la irreversibilidad” como la
inversión previa del tiempo, un futuro es y existe en cuanto exista y lleguen a
ser los pasados y un pasado llega a ser en cuanto haya toda posibilidad de un
futuro y todo es el vivir a profundidad un ahora;
…lo que queda de
futuro de futuro en cuanto fenómeno fundamental del tiempo como Ser-Ahí. Este
modo de considerar las cosas aparta la vista del futuro y se concentra en el
presente, y a partir de él la consideración del tiempo fluye sigue hacia el
pasado. La definición de tiempo según su irreversibilidad, se fundamenta en el
hecho de que el tiempo ha sido invertido previamente. (Heidegger;
Conferencia:1924;op. Cit.)
Y, la segunda interpretación es “la
homogeinización” es la realización misma de las cosas en un espacio físico;
reconociendo su irreversibilidad y su asimilación en el espacio; asumir los instantes,
es decir el antes y el después no como modo de temporalidad sino como la
existencia misma, sin numerarlo ni matematizarlo de manera que no se corra el
riesgo de perder el sentido originario de la cosa misma; apropiarse de uno
mismo que es el Ser-Ahí y vivir en la cotidianidad confrontando un
haber sido; “La Homogenización es
una asimilación del tiempo al espacio, a la presencia por antonomasia; es la
tendencia a repeler de si todo tiempo llevándolo a un presente” (Heidegger;
Conferencia:1924; op.cit.)
El
tiempo es un punto en el ahora que no posee una medida propia sino que su
medida es el referente de algo que lo produce. Para Aristóteles el referente de
medición es el movimiento, el tiempo no es el movimiento pero es algo
dependiente de él, ese algo es el referente de la temporización. Para Agustín,
el referente es Dios; es el hoy, la
espera, el recuerdo y, a la vez el principio de todas las cosas. Para Heidegger
es el reconocimiento del Ser-Ahí, el descubrir que somos, el reconocer al ser
en el ente y saber que mediante ese reconocimiento somos un diálogo, lenguaje y
palabra y, mediante este reconocimiento nos relacionamos con el uno con el
mismo y con el otro y a través de esta experiencia reconocemos que somos seres
en tiempo, que somos historia y el fundamento de nuestra existencia.
Así
que, nos toca poder reconciliar en
nuestra búsqueda y en nuestro pensar tres posiciones en lo que se refiere a la
inquietud, pre-ocupación e indagación del tiempo en tres pensadores:
Aristóteles, Agustín y Heidegger; quienes en su pesquisa ontológica y
teológica, unos han servido de ayuda a los otros y otros han sido los
originarios y los otros a nosotros en ese recorrido por conocer y saber algo
más sobre el concepto de tiempo y todos ellos, se diferencian y se asemejan,
coinciden y se bifurcan, dejando entre nosotros esa inquietud por seguir
estudiando, pensando y dilucidando a través del ejercicio del filosofar la
pregunta por el tiempo.
Bibliografía Reseñada y
Consultada.
- ARISTOTELES: Fisica. Trad. Guillermo R. De Echandia
- SAN
AGUSTIN, Confesiones: Libro dot.com
-
RICOEUR, Pau: 2004; Tiempo y Narración; Buenos Aires; Siglo XXI;
-
HEIDEGGER, Martin: 1958; Arte y poesía; México; Fondo de Cultura Económica.
-
HEIDEGGER, Martin: (1994) Conferencias y Artículos.
-
HEIDEGGER, Martin: 2002; De Camino al Habla; Barcelona, España. Colección La
Estrella Polar-38
-
HEIDEGGER, Martin. (2000) El Ser y el Tiempo. Fondo de Cultura Económica
No hay comentarios:
Publicar un comentario