De Tiranos.
El Tirano en la Filosofía de
la Antigua Grecia
David De los Reyes
El
tirano siempre ha sido visto como una figura opresora y arbitraria, envidiada y
deseada en todos los tiempos. La
tiranía, sin embargo, es un ejercicio de la desmesura (hybris) del poder
político. “De tiranos” tiene como finalidad presentar su origen y las
consecuencias para el pueblo y el estado que lo adopta, lo instaura y acepta. “De
Tiranos” presenta la condición, afirmación o rechazo de este personaje
clave en la política de la antigua Grecia. El tirano surge como un líder
reivindicador de las inquietudes políticas de las mayorías hasta convertirse en
el opresor de estas. En la tiranía encontramos que el libertinaje, la ambición,
la filtración insistente del miedo colectivo y la soberbia autócrata son causas
de todos sus males, contraponiéndole la prudencia, vista, en cambio, como el
origen de todos los bienes. La tiranía será la peor de las desviaciones
constitucionales. El régimen tiránico es el que más se aleja de un gobierno
constitucional o representativo. El poder del tirano no se establece por su
virtud, sino que se distingue por el uso de la fuerza y el fraude, la
arbitrariedad personal en la distribución despótica de los cargos públicos entre
sus acólitos o serviles. La palabra Tyrannos (en griego),
significa usurpador, un usurpador que tendrá la fuerza y popularidad
suficiente para mandar de forma absoluta y por encima de las leyes. La mención del tirano en la Antígona (506-7) de
Sófocles advertía que no sólo los dioses sino también los hombres
envidian a los tiranos. ¿Por qué la figura del tirano ha sido tan carismática
y, a la vez, rechazada en la historia? El poder tiránico es una carga que
agobia, y pesa tanto a los opresores como a sus oprimidos. Reiteradamente se ha
reconocido que toda revolución popular termina colocando un tirano en el timón
del poder. Resultando una democracia popular o demagógica. Un gobierno que
destruye y retira las leyes constitucionales y gobierna por medio de decretos
Abordamos
esta autócrata figura de las tiranías bajo el ejercicio de la hermenéutica y la
genealogía filosófica. El tirano y su razón de ser despótico, surge a partir de
nuestra lectura de los textos políticos clásicos de los filósofos griegos; de
los más representativos por su importancia conceptual e histórica de la
filosofía: Platón, Aristóteles, Isócrates, Jenofonte y otros autores antiguos
son revisados para dar luz a este arquetipo político universal que se origina y
crece en el torbellino de la polis
griega. Podemos adelantar que la aceptación o no del tirano en la antigüedad
era bastante ambigua: para ciertos autores era el mayor mal (Platón), para
otros podía ser pasable (Aristóteles). Para Isócrates, en cambio, la figura del
tirano, está determinada por la soberbia, la ambición, y encontrarse, como un
esclavo del poder, dominado por los deseos insaciables; la educación, junto a
la capacidad de poseer un juicio individual frente a la mayoría, vendría a ser,
para este gran orador filósofo, el mejor antídoto contra las tiranías.
Nuestra
época, y hoy más que nunca pudiéramos añadir, no está excepta de vivir bajo
regímenes tiránicos. Muchos gobiernos actuales parecieran refrendar esa
miserable condición política de la tiranía en una buena mayoría de naciones.
Por tal interés este estudio nos lleva a colocar sobre la mesa de la filosofía
política al tirano y comprender sus repercusiones para el devenir del Estado en
el mundo global digital.
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