David De los Reyes
Ai Weiwei / He Xie, cangrejos de porcelana de dimensiones variables.
Instalación en el Museo Hirshhorn de Washington, DC.
El cangrejo, ese
crustáceo que camina corriendo hacia atrás por las playas del mundo, siempre ha
tenido un significado particular ante los ojos humanos. Encontramos cangrejos
de mar, de río y hasta unos que los nombran ermitaños, estos últimos por esconderse
dentro de las conchas vacías de los caracoles marinos; de ahí la expresión: es
hora de que salgas de tu caparazón, deja de esconderte, ¡cangrejo! Lo que parece cierto es que al pobre
crustáceo decápodo siempre se le relaciona muchas veces con una situación
humana negativa. Por mi parte siempre me
han parecido unos seres extremadamente inteligentes, activos, vivaces, viviendo
en comunidad, que saben escapar velozmente como por la tangente, gracias a sus
ocho patas y sus dos tenazas, cuando se les ve sobre la arena. En distintos
países se les adjudica con una connotación particular: en Santo Domingo, por
ejemplo, es utilizada la palabra para referirse indirectamente a las personas
que tienen costumbres y gustos homosexuales; en Ecuador, país de cangrejos y
sus exquisitas variantes culinarias, la palabra es usada para designar a una
persona tonta, bobalicona; en Perú y en Bolivia se le da igualmente un sentido
peyorativo, utilizándolo como individuo cangrejo aquel que es inmoral,
tramposo, ladino, incorrecto; también en
esos países es referido a cierta
tipología de damas, al referirlo despectivamente como mujer ligera, que
tiene un flojo No y un presto Si, es decir, popularmente una mujer
cangreja sería aquella de fácil trato, que busca diversión y no tiene
límites.
También conforma una constelación astronómica,
la de Cáncer. En la astrología y en la medicina está presente. En las cartas
del Tarot es un símbolo lunar, está representado en la carta de la Luna, la
cual es una guardiana que tutela al cangrejo, procurando su bienestar en el
medio acuático. Este marino terráqueo se mueve de forma armónica y
natural guiado por la presencia de la luna, la tierra y el agua de manera
perfecta. La sabiduría del cangrejo, en su sentido afirmativo, es que su
extravagante condición, como el de poseer su cuerpo una especie de armadura por
fuera y de suave carne por dentro, junto a sus movimientos de traslación
irregulares e indirectos, encontramos que es una especie de dulce guerrero que
sabe cuándo debe avanzar o retroceder, siguiendo las ondas naturales del
entorno, sin dar cuentas a nadie de su por qué. Por esta cualidad ha sido
tomado con un ser feliz. En Inglaterra, a diferencia de los países andinos, el
cangrejo tiene un significado positivo y distinto, pues se suele decir “se
feliz como un cangrejo” por lo antes referido. Nadie ni nada lo detiene en su
escabullirse hacia el mar o debajo de la arena.
Así, notamos que su
caminar es notable. Nunca lo veremos tomar una línea recta, es decir, ir hacia
adelante o de frente en su movilidad. No es un ser de andar derecho sino, por
lo general, en zigzag. Su itinerario pareciera un avanzar y retroceder, como si
tuviera los ojos en la espalda o andar de espalda con la mayor naturalidad del
caso. Nos enseña que no en todos los caminos tenemos que ser directos, hay que
dar ciertos rodeos para alcanzar la salida; nuestra mirada al cangrejo nos
revela que hay situaciones que pueden ser no ortodoxas, menos transitadas, poco
populares pero que si se toman con decisión, nos ofrecen el ir con una menor
resistencia para encontrar el mejor andar para llegar al lugar buscado. El cangrejo sí sabe que todos los caminos
conducen no a Roma sino al mar.
También está el
dicho “pa´trás como los cangrejos”, el cual refiere a una situación que si no va
en mejora está yendo de mal a peor. El
cangrejo nos recuerda por el saber popular latino que una situación podría más
que mejorar, empeorar. En países de habla castellana es la referencia a este
maravilloso ser marino que encontramos en todas las costas, que puebla y
transita entre arenas y piedras, en la orilla o en las profundidades del mar y
de ciertos canales y ríos adyacentes a él.
Sin embargo, por
otra parte, este peculiar ser marino que no nada sino camina en el fondo de los
mares, está relacionado con la introversión personal. En volverse una especie de cangrejo
ermitaño. Recordando la importancia
de tomarse un tiempo para la reclusión introspectiva, del saber, como los
cangrejos, cuando debemos retirarnos u ocultarnos para discernir sobre algo que
nos atañe de manera significativa. Diferente al espécimen aludido aquí, por su
colocarse dentro de la concha de caracol marino, los otros especímenes pueden
vivir en una extensa sociedad crustácea, como los de río, también llamados jaibas,
recordando la importancia vital de vivir en comunidad para el crecimiento
del conjunto de los miembros.
El artista chino y
activista por los derechos humanos y la libertad d expresión, Ai Weiwei
(1957-Pekín), no ha dejado de lado en su obra el simbolismo oriental popular de
este ser vivaz de las orillas de los mares. Ha tomado al cangrejo con un doble
sentido para una de sus obras artísticas, donde el arte y la política se
mezclan de manera muy fina y sugerente. La obra aludida, que data del 2012, es
una instalación que consta de 3200 piezas de cangrejos cerámicos, de
dimensiones variables y se encuentra en
el Museo Hirshhorn de Washington D.C. ¿Cuál fue el propósito de ella? El mismo
artista nos lo explica:
“En chino, la
palabra armonioso (un código usado por la censura del Estado, pero muy
popular entre los ciudadanos de la net), parece una palabra cangrejo, y
que me ha permitido expresar por medio de mis porcelanas la ironía de la
situación política en un lenguaje visual cotidiano, físico, que todo el mundo
puede comprender. Por lo pronto, he realizado objetos en forma de cangrejo,
los cuales tienen una larga historia en China -durante varias dinastías se han
fabricado en jade, en bambú o en ónix. Pero en tiempos recientes, luego del
arresto de la Banda de los Cuatro, numerosos artistas han pintado cangrejos
para celebrar ese suceso. Los pintaban en el trance de comerse cuatro cangrejos
y beber una copa de vino. Mis cangrejos son de porcelana y exhiben lo mejor de
las posibilidades de estos artesanos. Su forma es extremadamente delicada,
ellos han sido pintados y esmaltados graciosamente, haciendo todo sus detalles
con un cuido extremo”[1].
Como notamos,
Weiwei nos explica el uso de la palabra cangrejo en la situación histórica de
la era de Mao y del momento actual al referirlo a los cibernautas de la net.
Relacionar al “cangrejo” con el concepto de “armonioso” de la nomenclatura
censora del partido tiene una referencia clara a una situación política represiva
particular. Buscar la “armonía” social obligada, por parte de aquellos que
disientes por las redes, es advertirles que no deben crear conflictos ni
atravesar la línea roja de lo permitido por la oficialidad del régimen, no
proceder como vivos los cangrejos, en zigzag.... La armonía así sugerida es un
“estate tranquilo, no seas discordante con las bondades del Estado, no te
propases y acepta lo dado por los dioses del olimpo comunista del capitalismo
de estado”. Es decir, no poseas un pensamiento crítico a la corrupción y la represión individual conocida pero silenciada o,
aceptar “armónicamente”, lo establecido por el comité central del partido;
pensamiento crítico, pero “armonioso”, que tanto gusta referir en occidente
cierta izquierda alineada con esos parámetros ortodoxos. La palabra “Armonioso”
es, entonces, comprendida como un cangrejo declarado irónicamente. Lo “armonioso”
es, un estate quieto, un ir pa´trás o desviarse del sendero oficial trazado, no
hagas bulla y mantente en silenciosa aceptación: el régimen cuida de ti.
Pero también
advierte que la palabra cangrejo fue el término utilizado por los artistas
chinos de la época cercana a la muerte de Mao en 1976 en relación con el grupo
que lo sustituyo en el poder, la Banda de los Cuatro, donde se encontraba Jiang
Quing, última esposa del dirigente comunista liderando al grupo. Este cuarteto
comunista fue conocido por su crueldad radical y obcecación dogmática al
aplicar las tesis de la mal llamada y criminal
Revolución Cultural de Mao, periodo pleno de persecuciones y confesiones
judiciales terminales, por la que perecieron varios millones de personas junto
a un gran destrozo de obras artísticas tanto de la tradición cultural china
como occidental (por ejemplo, estaba prohibido interpretar un instrumento como
el violín -y todos los de cuerda europeos-, por ser considerado un producto del
coloniaje occidental, y con ello, toda la música “burguesa” como, por ejemplo,
Beethoven). La Banda de los Cuatro fue detenida y enjuiciada en el gobierno de
Deng Xiaoping, que los llevó a la cárcel. Es a este hecho que relata Weiwei
respecto a cómo los artistas pintaron cangrejos y festejaron comiendo “cuatro
cangrejos y tomando una copa de vino”. Es esta connotación irónica de la que
hace uso el artista chino para rememorar lo que ocurre hoy en día con la
censura del partido que son los propios cangrejos ¿armónicos o armonizados por
la hoz y el martillo? al querer que no se cuestione el orden establecido, sin
permitir la libertad de expresión a través de los medios electrónicos o redes
sociales. Estos dos años de Covid19 (+Delta, ahora), que han pasado, nos lo han
mostrado de forma pertinaz y reiterativamente: solo la voz del partido es la
que dictamina qué es la verdad respecto a la situación de la pandemia en China,
las voces de los médicos y científicos que alertaron en algún momento inicial
fueron y son silenciadas o hasta eliminadas si el caso lo requiere.
No quiero pasar por
alto, antes de terminar, que el cangrejo es también en China un animal totémico
benefactor, que incluye sabiduría y armonía en los ciclos de la vida, otorga
confianza a las emociones adversas de la existencia, protege de no herir y ser
heridos. No menos que es símbolo representante de amor y ternura, además de ser
un protector ante los peligros, las catástrofes y adversidades naturales y
sobrevivir a duras condiciones. Representa una pertinaz fuerza y defensa de
convicciones y posesiones de todo tipo. Esta es la mirada benéfica tradicional
dentro del pensamiento naturalista oriental chino. Hoy, como hemos visto, su
sentido es totalmente otro dentro del lenguaje “crítico” coloquial chino.
Weiwei con su obra
presentó una protesta política y artística a través de una creación artesanal
sublime, donde los cangrejos expuestos, 3200 piezas les recuerdo, vendrán a
internarse cangrejos de porcelana de color rojos, entre y sobre cangrejos
negros y blancos. Siguiendo lo recomendado por los artistas chinos de 1976, que
los pintaban al poner preso a la banda desaforada de los Cuatro, esperamos que
esa “movida cultural” se de pronto y poder comer “cuatro cangrejos y tomar una
copa de vino” celebrando el fin de la banda del régimen que cercena hoy la vida
a los venezolanos.