Gustavo
Pereira
o la poesía como conocimiento de vida
Xiomara
Sánchez
Yo
narro la historia de las pequeñas implicaciones humanas de los pasos
apenas sentidos yo narro las crónicas
terrestres de gansos, perros y bueyes
y
también de hombres y mujeres
y
de piedras nubes pájaros peces y naves
Yo
cuento apenas una parte de las insignificantes aventuras del ojo
por países de adentro por grietas húmedas
atravesadas de venas inacabables
Yo
narro e balanceo de las conciencias ante los billetes de banco
Yo narro el aullido de los poetas ante la
miseria humana
Tengo
en mi bolsillo la pluma con la que escarbaré lo hondo del papel
hasta hacerlo reventar de cansancio
Estos torbellinos que me asaltan/ son también
los pelos de mi cabeza
Estos
panfletos son mis cantos de amor…
XXII,
Gustavo Pereira[1]
El artista se incluye, se abstrae o rechaza la realidad en la
que vive. Esto es inevitable. Las tensiones del psiquismo durante la época en
que los poetas viven, junto con el imaginario del autor y del colectivo, es lo
que hace a las obras reflejar lo que reflejan. Esto nos lleva a una discusión
que durante muchísimo tiempo ha entretenido a versados en el tema: ¿Tiene qué
ver la vida con el artista en lo que a la obra respecta, o por el contrario, la
una con la otra no establece jamás ningún vínculo? Críticos, como el
desaparecido Raimundo Lida[2],
diría que no: el estudio de la obra, para él, puede darse fuera de todas
condiciones interdisciplinarias. Pero es creíble que existe una relación ente
una cosa y otra, entre vida y obra. Cuando el artista es artista, dentro de su
vida entrará indudablemente la literatura y las formas. Ambas cosas son parte
de un mismo elemento: un poeta vive y sufre las formas literarias, del mismo
modo que sufre un amor o una enfermedad. Literatura y vida, para algunos poetas
son lo mismo. La poesía es una forma de vida, una vía para reencontrarnos con
la palabra, un oficio que no escapa al encuentro con lo cotidiano, una poesía
en relación con lo real.
La base de esas premisas se corrobora cuando echamos una mirada
a la obras de uno de los escritores más importante de la literatura venezolana
y latinoamericana, el poeta Gustavo Pereira, que desde que publicó su primer
poema en el año 1955, titulado “Siniestra noche”, a la edad de quince años, nos
invita a un recorrido por un espacio poético fecundado de sensibilidad: “…la
poesía me ha permitido además abrir los ojos y descubrir cosas supuestamente
ocultas, la bondad en los seres humanos y no la maldad, la iluminación en los
rostros de la gente y no las caras oscuras. Para mí es una forma de
conocimiento, una condición de vida”[3]. Con el poder expresivo del lenguaje directo que
trasciende por imágenes poéticas que le han permitido representar la realidad,
los recuerdos, las vivencias, el amor, el erotismo y la ironía. La poesía de
Gustavo Pereira ancla en la realidad la palabra como posibilidad de comunicar,
denunciar y enaltecer la cultura.
Pero, también, parte de la obra de Pereira está dedicada al tema
de la cultura amerindia. El poeta incorpora valores, mitos e imaginarios
simbólicos que nutren su trabajo y nos acerca a la cultura indígena de
Venezuela. Su escritura consciente, con un sentido cercano, recurre a las
metáforas para expresar anécdotas, tradiciones, testimonios, desarraigo,
pasión, lirismo, denuncia y vida cotidiana. Todas estas representaciones
simbólicas de la cultura las construye en los libros Escrito salvaje y Costado
indio. En Costado Indio, Pereira busca encarnar el tema social
y cultural. Cada poema constituye la lucha por la identidad cultural de nuestro
país. Cada verso despliega una plétora de abanicos de imágenes, mitos, cantares
y creencias propias de los indígenas, y, junto a ellas, coexiste una riqueza
simbólica inmersa en una identidad histórica, riqueza que forma parte de la
relación entre el individuo y la cultura. En esta obra, Pereira deja constancia
de sus conocimientos sobre las culturas indígenas de Venezuela, su necesidad y
esfuerzo de mantener a través del verso una cultura ancestral.
No obstante, el poeta mantiene una admirable lista de
publicaciones no menos importantes en el quehacer literario. Entre las que
figuran: El rumor de la luz (1957); Los tambores de la
aurora (1961); Preparativos del viaje (1964); Bajo
la refriega (1964); En plena estación (1965); Hasta
reventar (1966); El interior de las sombras (1968); Poesía
de qué (1970); Los cuatros horizontes de cielo (1973); Libro
de los Somaris (1974); Segundo libro de los Somaris (1979);
Poemas de Gustavo Pereira, Grabado de Gladis Meneses (1979); Antología
poética (1979); Sumario de Somaris (1980); Tiempos
oscuros, tiempos de sol (1981); El diario de a bordo de Colón
o la primera proclama del colonialismo en el caribe (1987); La
niebla antigua y amarilla (1988); Vivir contra morir (1988); El
peor de los oficios (1991); La fiesta sigue (1992); El
pensamiento anticolonialista de los libertadores (1992); Antología
compartida (1993); Escrito Salvaje (1993); Antología
poética (1994); Adagio a la desconocida (1994); Historias
del paraíso (1997); Los blancos hijos del cielo (1998); Dama
de niebla (1999); Cuaderno terrestre (1999); Oficio
de partir (1999); Preámbulo Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999); Costado indio (2001); Poesía
de bolsillo (2002); El legado indígena (2004); Poesía
selecta (2004); Sentimentario (2004); Todos
los viajes, todos los faroles (2005); El juramento de Monte Sacro
(2005); Los seres invisibles (2005); Simón Bolívar,
escritos anticolonialistas (2007); Somari nuestro de cada día (2007); Cuentas (2007); Historias
del paraíso, segunda edición (2007); Aprender a ser (2007); El
joven Bolívar (2007); Sobre Salvajes (2007); Equinoccial (2007); The
arrival of the Orchestra (2010); Derechos culturales y revolución
(2010); Somaris (2012); (Los cuatros horizontes del cielo y
otros poemas (2010). Esta última obra lo consagró como ganador del
Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora (2011). Los jurados de la III
edición del premio expresaron: “Se trata de una obra de madurez, de una gran
riqueza lingüística, un espíritu unitario, un poeta de prodigiosas epifanías
como la invención poética de los Somaris –un género inspirado e iluminador en
el campo de la poesía universal- que trasciende lo meramente estético con una
actitud humanista, sabiduría profunda, tintes irónicos y erotismo”[4].
Sin duda, fue la invención del somari que catapultó a Gustavo
Pereira como autor. El somari es el “sello”, el rasgo distintivo, de la poesía
de Pereira. Muchos escritores y críticos literarios han tratado de definir la
palabra somari, entre ellos el escritor Ludovico Silva: “Por más que he
buscado, no he podido hallar el significado de la palabra ‘somari’. Tal vez dé
en el clavo si lo identifico como una especial forma de poesía, algo así como
un rubai persa o un bai kai japonés (…) De
ser cierto esto, el somari puede caracterizarse como una forma
poética cuyos rasgos esenciales son la brevedad, la parquedad verbal y la
sentenciosidad”[5]. Sin embargo, Pereira responde: “…desde hace muchos años
he venido escribiendo o intentando pequeños artefactos que por recato, luego de
haberlos llamado ‘poemas breves’, nombré con un neologismo devenido al
azar: somari”[6]. El somari expresa, en sí mismo, una búsqueda de autenticidad,
al tiempo que expresa juegos simbólicos y metafóricos que afirman el poder del
lenguaje breve y directo. Al igual que en toda la obra de Pereira, el somari es
una construcción poética tan personal que no abandona la realidad y siempre va
al encuentro del amor, el erotismo, la ironía y la sensibilidad de una cultura.
El somari se convierte en un instrumento del lenguaje, adquiere cuerpo cuando
el poeta manifiesta ricos y diversos temas que desnuda a través de sus poemas.
Por medio del somari, se hace patente el reconocimiento nacional e
internacional del autor, enalteciendo así la literatura venezolana y
enriqueciendo su oficio de poeta con serena firmeza e inteligencia.
Sus poemas han sido traducidos al inglés, al italiano, al portugués,
al coreano y al francés. Gustavo Pereira es considerado uno de los poetas
más exitosos de la literatura venezolana y uno de los más premiados; entre
otros reconocimientos literarios, ha recibido: Premio Joven Poesía de las
Universidades Nacionales (1965), con su obra En plena estación;
Primer premio en el Concurso de Poesía de la Universidad del Zulia
(1966), con su obra Hasta reventar; Primer premio en el Concurso de
Poesía de la Universidad del Zulia (1968) con El interior de las
sombras; Premio Latinoamericano de Poesía convocado por la Revista Imagen
(1970), con su libro Los cuatro horizontes del cielo; Premio
Alarico Gómez (1973), con el poemario El libro de los somaris;
Premio Municipal de Poesía de Caracas (1987); Mención al Premio Internacional
Pérez Bonalde de la Casa de la Poesía. Premio Fundarte de Poesía (1993), con su
obra Escrito Salvaje; le es conferida la Orden Francisco de
Miranda en su Primera Clase (1993); Premio de Poesía de la Bienal Ramos Sucre
(1997); Premio Nacional de Literatura (2000); le es otorgada la Orden Andrés
Bello en su Primera Clase (2001); le son conferidas las Ordenes:
Guaicaipuro, en Los Teques; Francisco Esteban Gómez (2004); Recibe la
Orden Alejo Zuloaga otorgada por la Universidad de Carabobo (2005); En su
honor se celebra la Bienal de Artes Plásticas de Puerto La Cruz, en la Galería
de Arte Nacional (2005); la Universidad Experimental de Yaracuy le confiere el
Doctorado en Honoris Causa (2009); la Alcaldía de Caracas le otorga la Orden
Juan Francisco de León (2010); Premio Internacional de Poesía Víctor Valera
Mora (2011), con su libro Los cuatros horizontes del cielo y otros
poemas.
En el 2012 ha sido publicado en Alemania el Libro Somarís, a través de Edition
Delta. Bajo el cuidado del poeta, traductor y editor Tobías Burgharth.
[1]. En Los cuatros horizontes del cielo y otros
poemas. Caracas. Fundación Editorial
El perro y la rana, 2010. Gustavo Pereira, (Punta de Piedras, Isla de
Margarita, 1940). Poeta, ensayista y crítico literario. Doctor en Estudios
Hispanoamericanos, Universidad de Paris.
[2].
Cfr. Lida, R. Rubén Darío. Modernismo.
Caracas: Monte Ávila Editores. 1984.
[3]. Entrevista para el periódico El Universal. Caracas, 2011.
[4]. Veredicto
del III Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora. Caracas, 2011.
[5]. En Somari nuestro de cada día. Aantología.
Barcelona: Fondo Editorial Consejo Legislativo del estado Anzoátegui, 2007.
[6]. En
Poesía de bolsillo (Antología). Fondo
Editorial del Caribe, 2002.
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