jueves, 1 de enero de 2009


Nietzsche, el Arte como voluntad de Ser. Heidegger, el Arte como fenómeno (la manifestación) del Ser.


Por: Theowald D'Arago




La voluntad de ser nietzscheana implica la afirmación, el crear la vida por encima de cualquier linealidad metafísica, es decir la máxima obra que es la creación de uno mismo. Para ello se remite paradójicamente al eterno retorno de lo mismo, de lo que se afirma, para con ello afirmar al hombre.
Cita Zaratustra II de la redención
…Yo camino entre los hombres como entre los fragmentos del futuro: de aquel futuro que yo contemplo. Y todos mis pensamientos y deseos tienden a pensar y reunir en Unidad lo que es fragmento y enigma y espantoso azar.
Y cómo soportar Yo ser hombre, si el hombre no fuese también poeta y adivinador de enigmas y el redentor del azar.
Redimir a los que han pasado, y transformar todo fue en “un así lo quise” ¡Sólo eso sería para mí redención!
Voluntad, así se llama el liberador y el portador de alegría ¡esto es lo que, yo os he enseñado! Amigos míos, y ahora aprended también esto: La voluntad misma es todavía un prisionero.
El querer hace libres: pero ¿cómo se llama aquello que mantiene todavía encadenado al libertador?
“Fue”: Así se llama el rechinar de dientes y la más solitaria tribulación de la voluntad. Impotente contra lo que está hecho- es la voluntad un malvado espectador para todo lo pasado.
La voluntad no puede querer hacia atrás: el que no puede quebrantar el tiempo ni la voracidad del tiempo- esa es la más solitaria tribulación de la voluntad.
El querer hace libres: ¿qué imagina el querer mismo para liberarse de su tribulación y burlarse de su prisión?
¡Ay, un medio hacerse todo prisionero! Neciamente se redime también así mismo la voluntad prisionera.
Que el tiempo no camine hacia atrás es su secreta rabia: “lo que fue, fue y así se llama la piedra que ella no puede remover.
Y así ella remueve piedras por rabia y por mal humor.
Así la voluntad, el libertador se ha convertido en un causante de dolor: Y en todo lo que puede sentir VENGASE de no poder querer ella hacia atrás.
Esto, si, esto sólo es la venganza misma: La aversión de la voluntad contra el tiempo y su “fue”.
Como sabemos , Nietzsche escribió en aforismos, es decir, fuera del foro, eso se presta para todo tipo de interpretaciones, nosotros estamos hablando de este fragmento, tratando de ceñirnos a lo que nos quiso decir y creemos que continúa haciendo una interpretación del fue como lo que provoca la voluntad creadora, pero sobre la base del espíritu de venganza que Nietzsche ve en el hombre, sobre la culpa y el castigo, y a nuestro juicio todo esto tiene su parte de cierto incluso si hablamos biológicamente de territorialidad y de dominación animal, y eso como un atavismo en nosotros, podríamos cortar toda la tela; pero nuestro interés no es llover sobre mojado, nosotros no hablamos de culpas, castigos y mucho menos de venganza como promotora de la voluntad, ni de la creación.
La voluntad es querer querer. Crear y dar.
El mismo Nietzsche nos lo dice en el fragmento siguiente del mismo aforismo: “El espíritu de venganza amigos míos, sobre esto es lo que mejor han reflexionado los hombres hasta ahora; y donde había sufrimiento, allí debe siempre haber castigo.
Castigo se llama así misma en efecto la venganza: con una palabra embrutecedora se finge hipócritamente una buena conciencia.
Y como en el volente hay el sufrimiento de no poder querer hacia atrás por ello el querer mismo y toda vida debían ser ¡Castigo!”.
Nietzsche va a tildar de DEMENCIA a quienes han predicado esto por milenios “Las cosas están reguladas éticamente sobre la base del derecho y el castigo…
Las cosas están reguladas éticamente sobre la base del derecho y el castigo. Oh ¿dónde está la redención del río de las cosas y del castigo llamado existencia? Así predicó la demencia.
¿Puede haber redención si existe un derecho eterno? Ay, que irremovible es la piedra “fue”: Eternos tienen que ser, también todos los castigos, así predicó la demencia.
La vida no puede ser acción y culpa.
La voluntad es un creador todo “fue” es un fragmento, un enigma, un espantoso azar – hasta que la voluntad creadora añada: pero yo lo quise así, yo lo querré así.
Hasta que la voluntad creadora añada: ¡pero yo lo quiero así!
¡Pero yo lo querré así!
Añade Nietzsche ¿ha hablado ya ella de ese modo? ¿Y cuando lo hará? ¿Se ha desunido ya la voluntad de yugo de su propia tontería?
¿Se ha convertido ya la voluntad para sí misma, en un liberador y en un portador de alegría?
¿Ha olvidado el espíritu de venganza y todo rechinar de dientes? ¿Y quién le ha enseñado a ella la reconciliación con el tiempo, y algo que es superior a toda reconciliación?
Algo superior a toda reconciliación tiene que querer la voluntad que es voluntad de poder: sin embargo ¿cómo le ocurre esto? ¿Quién le ha enseñado incluso a querer hacia atrás?
…Zaratustra estuvo aterrorizado al máximo…Más pasado un poco de tiempo volvió ya a reír y dijo con voz calmada:
“Es difícil vivir con hombres debido a que callar es tan difícil, sobre todo para un hablador”.
La afirmación del hombre por Nietzsche como creador por su voluntad, a nuestro juicio, además tiene otra connotación. Si lo vemos despojado de la seducción que genera su verbo y la interpretación que desde su luteranismo no expreso y de sus propios resentimientos, él manifiesta.
Porque, ¿por qué hablar de redención?, por que él pretende siempre hablarnos desde un antropocentrismo extremo para evitar la metafísica y sin embargo ello lo lleva a una metafísica del arte, porque su espíritu de redención y de redentor, está intrínsicamente grabado en él. Si bien es cierto que, lo que Nietzsche denuncia con relación al espíritu de venganza, culpa, castigo, es cierto, aún mas, podemos agregar los opresores de hoy eran los esclavos de ayer y los esclavos de hoy serían eventualmente los opresores de mañana, si la condición humana no da un giro hacia sí misma y deja de verse como dueña de su libertad (sujeto-objeto), y se connota como bien nos dice Heidegger en su texto ¿Qué es la Metafísica? La esencia de la verdad, Pág. 33 “El hombre no posee la libertad como propiedad suya si no que es cierto precisamente lo contrario: la libertad, el dasein (estar arrojados aquí) ex-sistente, y revelante, posee al hombre y lo posee tan originariamente que sólo ella permite a una humanidad entrar en esa relación con un ente como tal en su totalidad, en la cual se funda y se traza toda historia”.
Es la libertad, la que dispone de nosotros aquí arrojados en el mundo, en cuanto nos constituye en una apertura, un proyecto - en cierta relación originaria con los entes - que se concreta en el estar ubicados históricamente.
¿Será la creación del hombre tan libre como creemos? Nosotros hemos utilizado la palabra póyesis en el sentido aristotélico de producción y en el sentido de creación, romántico-modernamente en muchas ocasiones, otorgándole un poder, una libertad, plena, pero en nuestra investigación nos conseguimos con que Tatarkiewicz, en su Historia de seis ideas, 2001 pag. 290; nos dice que el concepto creación entra en la cultura europea no a través del arte, sino a través de la religión: mas concretamente vía la religión cristiana, uno de cuyos dogmas es la creación del mundo por Dios (Génesis 1:1) El concepto religioso de creación no tiene ninguna conexión con el arte, pero el concepto artístico posterior si comenzó con él y se modeló en el arte. El hombre que llamó primero al poeta creador añadió “instar Dei” (por instancia divina).
En la pag. 292 ibis “Según la interpretación actual, la creatividad tiene un ámbito muy amplio: abarca toda clase de actividades y producciones humanas, no sólo aquellas que han realizado los artistas, sino también la de los científicos y técnicos…El rasgo que distingue a la creatividad en todos los campos, tanto en pintura como en literatura, en ciencia como en tecnología, es LA NOVEDAD: la novedad que existe en una actividad o en una obra…Sin embargo la creatividad no se da cada vez que se da la novedad, toda creatividad implica novedad, pero no a la inversa.
Podemos considerar un dogma la devoción que se muestra actualmente hacia la originalidad, la individualidad y la creatividad…
Lo que preocupa es la creatividad no el ARTE: No se puede avanzar más en el culto a la creatividad”.
Si la innovación es el arte, entonces todo lo es, porque todo acto o suceso es originario ya que como nos dice Heidegger, el dasein es una apertura, un proyecto, bueno, la obra de arte es eso, un proyecto, una apertura ontológica, porque como ya sabemos, recibe y confiere significados como lo señala Heidegger pero a partir de nosotros.
¿A dónde pertenece una obra (de arte)? Se pregunta Heidegger en El origen de la obra de arte, 1975, pag. 70.
“La obra como tal únicamente pertenece al reino que se abre por medio de ella. Pues el ser obra de la obra existe y sólo en esa apertura…”pag.74 ibis “¿Cómo llega la obra a la exigencia de un tal establecimiento? Porque ella misma en su ser obra, establece. ¿Qué establece la obra como obra? La obra descollando sobre sí misma abre un mundo y lo mantiene en imperiosa permanencia.
Ser obra significa establecer un mundo. Pero ¿qué es eso de un mundo?”... Para Heidegger pag. 75 ibis… “Mundo es lo siempre inobjetivable y del que dependemos, mientras que los caminos del nacimiento y la muerte, la bendición y la maldición nos retienen absorto en el SER.”
Aquí también nos vamos a permitir acentuar la nostalgia metafísica tácita y hasta patente (como diría él) heideggeriana, este concebir el mundo sólo fenoménicamente, sin embargo nos remite como el mismo Heidegger nos dice en su Introducción a la Metafísica, a que no podemos dejar de vernos desde su horizonte. Ese estar retenidos, absortos en el ser, es propio de los hombres que viven en la connotación de ser, es decir auténticamente, en la conciencia de la finitud, y “entre el cielo y la tierra, las divinidades y los mortales”.
Ahora, continúa Heidegger pag., 75 ibis. “La obra como obra establece un mundo. La obra mantiene abierto lo abierto de un mundo. Pero el establecimiento de un mundo es sólo el único aquí nombrado de los rasgos esenciales de ser-obra de la obra”. Pag. 81 ibis “El ser obra de la obra consiste en pelear esta lucha entre mundo y la tierra”.
La manera mas simple o sencilla de imaginar lo que nos quiere decir Heidegger con esto es, la lucha entre el hacer material de la obra como tal, ejemplo: el cuadro, la escultura y sus materiales, etc. y la mundanidad, la emisión y recepción que plantea la obra de arte a través del artista, o mejor dicho del espíritu del artista a través de la obra, que finalmente podríamos llamar la mundanidad del artista.
Por eso Heidegger insiste en decirnos: “Lo que tiene de obra la obra consiste en su ser creada por el artista…Para tocar el origen de la obra de arte, hay que entrar en la actividad del artista…”pag. 93 ibis.
Para Heidegger, a partir de aquí, tenemos que ahondarnos en la verdad del arte y en su esencia. Para ello tendríamos que junto con él determinar, que entendemos por verdad y por esencia. Él nos lo va a desmenuzar fenoménicamente, realmente, ontica-ontológicamente, pero a nuestro parecer queda todo por replanteárnoslo de nuevo, porque como él diría, finalmente el lenguaje es metafísico, y por más que nos esmeremos, sino es metafísico lo que nos queda por desocultar ¿Qué es? Tenemos entonces que llamarlo como Karl Jaspers, lo circunvalente ¿lo enigmático?
El anhelo abstruso de desentrañar, lo que nos está vedado, es un vicio de la ratio. Y si según el mismo Heidegger, “el único ser que podemos conocer es el leguaje”, entonces todo lo podemos convertir en una tautología o en su reverso, un sofismo.
Cuando decimos el arte como el fenómeno, cómo la manifestación del ser propuesta o develada por Heidegger no estamos haciendo otra cosa que afirmar lo que el mismo nos dice “La creación no es otra cosa sino la fijación de la verdad mediante la forma. Pero de este modo la creación no queda reducida al acto productor sino que permanece objetivada como un modo de ser de la obra y tenemos que poder experimentar el ser-creado en la obra”. pag. 102 ibis.
En resumen Heidegger nos dice que la obra de arte es creación, la creación es la verdad, la verdad es la poesía, la poesía es la verdad.
El autor del prologo de El Origen de la obra de arte, Samuel Ramos, pag. 24 ibis. Nos expresa:“La terminología de Heidegger es oracular. En cada una de sus palabras parece proponernos un enigma, como cuando dice que la poesía puede ser instauración, fundamento, ofrenda”.
Y se pregunta Samuel Ramos, pag. 25 ibis. “¿Qué es el ente en totalidad? Un mundo en particular, una tierra en particular. Porque siempre se ha entendido que cuando el arte revela un ente, este ente es individual y concreto. Hay una ambigüedad en las expresiones de Heidegger, pues no aclara si el ente que se revela es la obra de arte como ente o si es el ente que representa la obra. Además nunca explica si el ente se desoculta por sí mismo o lo desoculta el artista o el filósofo. Tan misteriosa como la tierra o más, quizás, es la teoría de Heidegger de que ella se oculta o se disimula como si en ella radicara un poder para hacerlo por ella misma. Esta y otras afirmaciones metafísicas quedan como problemáticas porque no son evidentes de suyo y, no aduce el autor las pruebas filosóficas correspondientes”. Pag. 30 y 31 ibis. “Heidegger piensa que la poesía es el fundamento que soporta la historia y no un adorno que acompaña la existencia humana o una mera expresión del alma de la cultura… Y en ello estamos de acuerdo, sin embargo el se plantea la poesía, el arte como trascendente ¿En qué sentido es la poesía trascendente? “Es que poetizar es dar nombre original a los dioses. Pero esto sólo es posible porque los dioses mismos nos dieron el habla. Los dioses también hablan, sólo que lo hacen mediante signos, y toca a los poetas sorprender e interpretar estos signos para luego transmitirlos a su mundo. El poeta es pues un médium que está entre los dioses y los hombres, la esencia de la poesía es la convergencia de la ley de los signos de los dioses y la voz del pueblo”.
Es en otras palabras el chaman contemporáneo.
Pag. 31 ibis. “Heidegger parece aferrarse a la idea de que la poesía así como el arte, son exclusivamente una proyección hacia lo divino, hacia lo infinito, quizá como una compensación a la finitud del hombre”.
Nosotros creemos, que lo que hace que tanto Nietzsche como Heidegger tengan una concepción del arte metafísica y divina no es solo su percepción pesimista, como nos dice Samuel Ramos, sino la misma concepción moderna y contemporánea a la cual queda remitido el hombre, es decir, al sujeto. Heracliteanamente hablando, el logos en nuestra contemporaneidad no es escuchado, sólo escuchamos el pienso soy cartesiano.
Tanto Nietzsche como Heidegger son extremadamente (a pesar de ellos) ambiguos en su antropocentrismo.
El superhombre nietzscheano con su voluntad de poder en el eterno retorno de lo mismo, y el fenómeno-ontologisismo heideggeriano y su apertura en el Dasein, se vuelven una cripta, que como vemos sólo se “salva”, creando otra divinidad, el arte, y otras deidades, los artistas.



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