viernes, 2 de mayo de 2025

 John Cage y la micología

Armonía de las esporas

Sabrina Small 


(Tomado de la Revista “Gastronómica 20. Verano 2021”. En:  https://sacmush.com/files/harmony%20of%20the%20spores.pdf  . Traducción David De los Reyes)


John Cage recogiendo hongos en los bosques de Virginia (E.U.)

 Encontrar un vínculo cohesivo entre las actividades micológicas y compositivas del músico John Cage es tan frustrante como buscar trufas de verano en noviembre. La extraña obsesión de Cage por los hongos puede parecer nada más que una nota al margen de su carrera, pero sus contribuciones al campo de la micología amateur fueron en realidad bastante significativas.

Los hongos, para Cage, sirvieron como una especie de musa. Firme en su compromiso de no dejar que su gusto personal interfiriera en el proceso de descubrimiento creativo, adoptó el ritual de utilizar operaciones de azar para componer y escribir muchas de sus obras más conocidas. En este sentido, el gusto de Cage por los hongos parece anómalo en comparación con sus otros proyectos. Sin embargo, tituló numerosos poemas, artículos y composiciones en torno a los hongos. De alguna manera resulta reconfortante contemplar la implicación de Cage con la micología, saber que el rígido experimentalista que creó "4'33''" y engatusó a las audiencias para que soportaran largas interpretaciones de "piano preparado" se iba a casa y cocinaba hongos silvestres para sus amigos1.

A través del enfoque de este artículo sobre los hongos, espero ofrecer un retrato más íntimo de este hombre singular y asombrosamente productivo, que fue reverenciado como compositor, innovador musical, artista visual, escritor, conferenciante, budista zen y anarquista, todo en el lapso de una vida. Cuando se agregan sus logros significativos en micología a esa lista, es notable que Cage encontrara tiempo para dormir.

Aunque muchos investigadores han tratado de descubrir el vínculo decisivo entre los hongos y todas las demás cosas de Cage, el éxito se les ha escapado en su mayoría. El primero en intentarlo fue Tim Wilson, quien en 1983 grabó un programa para la radio CBC llamado Cage in the Woods. El segmento se suponía que era una exploración metafísica de la cosmovisión de Cage a través de una expedición en busca de hongos. Aunque la introducción prometía convertir a los oyentes en "Alicia de una especie bajo el hechizo de Cage, una oruga críptica"2, el resultado fue mucho más caótico y tortuoso de lo que implica el término crítico. Wilson y Cage se lanzan preguntas como actores en una versión alternativa de Los Guildenstern de Rosencrantz están muertos, con Wilson haciendo una pregunta y Cage respondiendo con otra, más abierta.

Cualquier intento de hacer que Cage imbuya la actividad de recolección de un significado espiritual termina con Cage subvirtiendo astutamente los mismos términos que Wilson propone. Cuando Wilson menciona tímidamente que "mucha gente considera la recolección de hongos como una actividad sagrada", Cage responde con bastante dureza: "No creo que ninguna cosa sea más sagrada que otra. Deberíamos cepillarnos los dientes y lavar nuestros platos sin dar preferencia a que una cosa sea sagrada y otra no"3. Al terminar el programa, uno se queda con la sensación de que Wilson se frustró ante la colosal tarea de escoger un argumento centrado en los hongos de entre las taciturnas exhibiciones de Cage y se resignó a dejar que la pieza se sostuviera por sí sola, sin importar cuán difícil de manejar resultara.

Veinte años después, en 2008, David W. Rose escribió un artículo largo e impecablemente investigado para Fungi Magazine, en el que se propuso integrar plenamente las prácticas de Cage en relación con "los hongos, la música, la vida diaria y los hábitos de trabajo" en una estética unificada4. Rose no deja ningún tema sobre los hongos y Cage sin remover en su indagación. Se las arregla para reunir una impresionante colección de materiales relacionados con los hongos, pero su análisis, una vez más, carece de definición. Es como si en su frenesí por encontrar conexiones, alimentado por hongos, Rose comenzara a ver hongos en todas partes, incluso donde no pertenecen, y en su esfuerzo por percibir los hongos como las "máquinas de enseñanza" definitivas de Cage, los ve como herramientas del silencio. "Llegar a un acuerdo con el silencio", aconseja Rose, "es la capacidad crítica: el silencio nos lleva a la naturaleza, y de allí a los hongos"5.

Desafortunadamente, lo mismo podría decirse de muchos otros aspectos de la simbología de Cage. La indeterminación, por ejemplo, es la base de la mayoría de las composiciones de Cage, y la noción de que las ideas no están determinadas ni fijadas con precisión es fundamental. En su aleatoriedad, mutabilidad y variabilidad, los hongos son emblemáticos de este concepto, y es posible que la indeterminación, en lugar del silencio, sea la "capacidad crítica" con la que debemos llegar a un acuerdo para desentrañar el significado mayor de los hongos en el universo de Cage.

Usando el viejo argumento literario contra la intención del autor, la posibilidad de encontrar la conexión última entre Cage y los hongos se vuelve mucho más tangible cuando se recurre a los hechos, en lugar de tratar de confiar en los nebulosos comentarios del propio compositor sobre el tema. Y los hechos abundan: Cage comenzó a buscar hongos en su hogar de Carmel, California, durante la Gran Depresión como un medio de complementar sus escasas comidas. Se dio cuenta rápidamente de que los hongos no eran especialmente nutritivos cuando, después de subsistir alimentándose con ellos durante unos días, se desmayó. A pesar de la falta de calorías de los hongos, la actividad de la recolección de hongos se convirtió en una constante a lo largo de la vida de Cage.

Su asociación con la micología está bien documentada en dos niveles: uno personal y artístico, el otro oficial y público. La dificultad en el análisis se relaciona con el nivel personal y artístico. Si sacáramos conclusiones basadas únicamente en la participación pública de Cage con los hongos, la narrativa sería bastante simple y directa.

A fines de la década de 1950, Cage se había establecido como un devoto de la micología amateur, contactando a expertos en el campo y acumulando una considerable colección de libros sobre el tema. Llegó a ser tan competente en la identificación de hongos que vendió muchos de los hongos que recogió a Creative Food Services y a Restaurant Associates, en Nueva York, que abastecía, entre otros restaurantes de alta gama, al Four Seasons6. Tal vez porque el grupo de solicitantes no era muy grande, o tal vez porque Cage era una figura pública ambiciosa y muy organizada, se le ofrecieron una variedad de puestos oficiales por parte de micófilos mucho más serios.

Su primer cargo oficial en relación con los hongos fue el de vicepresidente del People-to-People Committee on Fungi, un programa establecido bajo la administración de Eisenhower para promover relaciones internacionales pacíficas. Cage era responsable de coordinar el trabajo de este comité en la región oriental de los Estados Unidos. A él se unieron sus amigos y compañeros recolectores, la artista Lois Long y el naturalista de Nueva Jersey Guy G. Nearing. A lo largo de su vida, Cage trabajó estrechamente con Long y Nearing en una variedad de proyectos relacionados con los hongos. De 1959 a 1960, por ejemplo, él y Nearing impartieron clases de identificación de hongos a través de la New School for Social Research. Las clases ocupan un lugar destacado en los escritos de Cage sobre hongos, y fue con la ayuda de los estudiantes de estas clases que Cage pudo fundar la New York Mycological Society en 1962, posiblemente su contribución micológica más duradera. La NYMS, que todavía existe en la actualidad, cuenta con más de 150 miembros que se reúnen regularmente para realizar caminatas, dar conferencias y celebrar eventos importantes. El trabajo de Cage en la creación de la NYMS le valió el premio de la Sociedad Micológica de América del Norte por sus contribuciones a la micología amateur en 1964.

Quizás el evento más público relacionado con los hongos de Cage ocurrió en 1959, cuando participó como concursante en el concurso italiano Lascia o Raddoppia (Doble o nada). El programa invitaba a los participantes a elegir un área de especialización y, a lo largo de una semana, se les hacía una serie de preguntas, cada una más difícil que la anterior. Si respondían incorrectamente, el concursante era expulsado del programa. Cage competía como experto en hongos. Su última tarea fue nombrar correctamente todos los géneros de hongos de esporas blancas, lo cual hizo, y se llevó el equivalente en liras a seis mil dólares7. El concurso le valió a Cage el estatus de celebridad en toda Italia, así como ofertas para unirse a varias sociedades micológicas europeas.

Cage no solo era un pseudoacadémico inteligente de hongos, también era un cocinero de hongos muy talentoso. Hasta fines de la década de 1970, él, como muchos gourmets estadounidenses de la época, estaba fuertemente influenciado por la cocina francesa. Usaba mucha crema y mantequilla y amaba la carne roja y el vino tinto (también amaba el whisky, el café y los cigarrillos). El amor de Cage por la comida fue bien documentado por otros y por él mismo. En el ensayo "¿Dónde estamos comiendo? ¿Y qué estamos comiendo?", Cage hizo una crónica de todas las comidas que comió durante la gira con la Compañía de Danza Merce Cunningham en 1975. Los hongos definitivamente estaban en el menú. Con su tono coloquial y de buen humor y sus rápidas instantáneas verbales de la vida en la carretera, ¿Where Are We Eating? And What Are We Eating? permite al lector observar a Cage

como un animal social. En ciertos casos se adueñaba de las cocinas de los moteles con su bono de hongos recién recolectados y crear elaborados festines para toda la compañía de baile. En otros momentos parece entrañablemente infantil, llenando cada oración con signos de exclamación para comunicar su entusiasmo al lector: "Vamos a Atenas, en el sur de Ohio. Cada milla (¡vamos a ciento diez!) nos acerca a las morillas!"8.

Incluso hay momentos en el ensayo en los que Cage, por lo general el centro de atención, parece depender agradecidamente de la gente con la que se encuentra. En un episodio en Kansas, Cage entrega sus hongos silvestres a un cocinero de un restaurante de un motel. "Llegaron a la mesa nadando en mantequilla. Carolyn, a quien no le gustan mucho los hongos, repitió. Felicito al cocinero. ¿Cómo sabes cocinarlos? 'Los tenemos todo el tiempo: soy de Oklahoma'"9.

En el prólogo de este ensayo, escrito cinco años después de su primera publicación impresa, Cage pone al lector al día sobre sus hábitos alimenticios. Aunque el ensayo describe copiosas cantidades de alimentos que obstruyen las arterias, cuando Cage escribió el prólogo ya había adoptado una dieta macrobiótica, por recomendación de Yoko Ono. Escribe sobre su repentina conversión: "Durante dos días viví en estado de shock. No comí casi nada. No podía imaginar una cocina sin mantequilla y crema, ni una cena sin vino"10. Sin embargo, los efectos positivos en su salud lo ayudaron a convencerse de que la dieta valía la pena. "En una semana, el dolor detrás de mi ojo izquierdo desapareció. Después de un mes, los dedos de los pies comenzaron a moverse. Ahora mis muñecas, aunque algo deformes, ya no están hinchadas ni inflamadas. He perdido más de veinticinco libras"11. Tal vez el hecho de que todavía se permitieran los hongos en su dieta le permitió a Cage renunciar a la mantequilla y el alcohol. "Sigo a Lima Ohsawa en la cocina de hongos, salteándolos en un bol"12. Cage continuó comiendo macrobióticamente hasta su muerte en 1992.

Debido a su identidad pública como recolector de hongos, Cage acumuló un gran alijo de artículos relacionados con los hongos. En 1971 encomendó nueve cajas de archivo de hongos efímeros a la Universidad de California en Santa Cruz. El contenido de la colección de Santa Cruz fusiona las actividades personales y profesionales de Cage en relación con los hongos. Aquí encontramos sus acuarelas de hongos, poemas sobre hongos y el legendario libro de hongos en el que colaboró con la litógrafa Lois Long y el biólogo profesional Alexander H. Smith13. La colección también contiene varios regalos relacionados con los hongos que Cage recibió de colegas y amigos: guías de hongos, una colección de recetas de hongos, incluso parafernalia kitsch de hongos como pañoles de cocina con estampados de hongos y una corbata con estampados de hongos. Sin embargo, lo que dice el contenido de esta colección sobre su personalidad sigue siendo difícil de descifrar.

El deseo de encontrar correlaciones directas entre los hongos y cualquiera de los conceptos de la obra musical de Cage conduce rápidamente a una tautología. Las afirmaciones contradictorias de Cage sobre los hongos son tan ininterpretables como las del sonriente gato de Cheshire. "Música y hongos: dos palabras una al lado de la otra en muchos diccionarios", comienza una de las lecturas de Cage de una serie de actuaciones de un minuto que hizo bajo el título general Indeterminacy14. Muchas de las lecturas de un minuto que Cage incorporó a la actuación se referían a los hongos, y como cada pieza se sostiene por sí sola, es tentador leerlas como parábolas seleccionadas por Cage para ilustrar una verdad mayor. De hecho, varias de las historias funcionan de esa manera, como la sobre el Sr. Romanoff, uno de los estudiantes de hongos de Cage, que expresa un "placer infantil" ante cada espécimen que encuentra. Toma diapositivas en color de los hongos y, después de oler un hongo en particular, pregunta si está perfumado. El segmento termina con Cage citando calurosamente a su alumno: "El señor Romanoff dijo el otro día: 'La vida es la suma total de todas las pequeñas cosas que suceden'"15.

Como Cage solía terminar las historias de Indeterminacy con una declaración simple y directa, es tentador ver a los hongos como representantes de una especie de sabiduría obtusa que a menudo pasamos por alto en nuestras vidas ocupadas y caóticas. De hecho, muchas de las historias tienen una sensación de "detenerse y oler los hongos", como esta sobre el mentor de hongos de Cage, Alexander Smith: "Mientras cazaba morillas (un tipo de hongo; n.del trad.) con Alexander Smith, la ilustración de las simples verdades que los hongos pueden aportar a cualquiera que se detenga a pensar en ellos es un tema que aparece a lo largo de Indeterminacy, pero Cage va aún más lejos en la siguiente historia, que presenta al compositor Colin McPhee bajo una luz desfavorable, sugiriendo que Cage estaba personalmente decepcionado por su reacción. 'Cuando Colin McPhee descubrió que yo estaba interesado en los hongos, dijo: "Si encuentras la morilla la próxima primavera, llámame, incluso si solo encuentras una. Dejaré todo, saldré y la cocinaré". Llegó la primavera. Encontré dos morillas. Llamé a Colin McPhee. Me dijo: "No esperarás que venga tan lejos por dos setas pequeñas, ¿verdad?"'16.

El intento de Cage de utilizar las setas para llamar nuestra atención sobre cosas que a menudo pasamos por alto se puede atribuir en parte a su afinidad por las obras de Henry David Thoreau, quien pasó dos años en relativo aislamiento meditando sobre la soledad, la contemplación y la cercanía a la naturaleza. Cuando se le preguntaba sobre el significado más profundo de la recolección de setas, Cage mencionaba a menudo a Thoreau. En concreto, cuando Tim Wilson le preguntó en su entrevista de 1983 si pensaba mucho mientras recolectaba setas en el bosque, Cage respondió: "No lo creo. Lo que estás haciendo en el bosque es mirar lo que hay para ver". Cage atribuye esta percepción a Thoreau, y señala que Thoreau escribió: "¿Qué derecho tengo de estar en el bosque, si estoy pensando en algo que está en el bosque?"17. En la composición sonora "Mureau" (una fusión de las palabras música y Thoreau, aunque los hongos y Thoreau producen el mismo híbrido), Cage exploró varias variaciones del mensaje de Thoreau, superponiéndolas en una especie de collage textual junto con otras obras que consideró relevantes. Por ejemplo, redujo el haiku original de R.H. Blythe, "La hoja de algún árbol desconocido/ pegada/ al hongo", para que se leyera simplemente: "¿Qué hongo? ¿Qué hoja?"18.

Reestructurar y remodelar el lenguaje centró la mente de Cage de la misma manera que lo hizo buscar hongos. Los hongos en sí mismos presentaban una plataforma especialmente intrigante para el juego del lenguaje porque sus nombres son aparentemente fijos. Basados en modelos rígidos de taxonomía y clasificación latina, los hongos requieren métodos de identificación rigurosos; después de todo, una identificación errónea puede resultar en la muerte. Pero Cage estaba decidido a encontrar una manera de mantener los hongos "frescos y experienciales" en lugar de "fijos y claros"19. Si no podía jugar con los hongos en sí, podía extraer y diluir su significado en un nivel puramente lingüístico. Cage se sentía atraído por los nombres musicales y polisilábicos de los hongos, y construyó cientos de poemas mesósticos* en torno a ellos y con ellos como protagonistas. En el poema "Canción"20, que Cage escribió y construyó en torno al nombre "JASPER JOHNS", aparecen numerosas variedades de hongos, aunque su significado es enloquecedoramente vago.

Para Cage, los hongos evolucionaron de una herramienta filosófica para entrenar nuestras mentes en la belleza de la existencia a objetos cuyos significados se transforman continuamente para satisfacer las necesidades de quienes los conjuran. En otra obra inspirada en los hongos, The Music Lover's Field Companion (una versión humorística de las guías de campo de hongos comunes), Cage comienza: "He llegado a la conclusión de que se puede aprender mucho sobre música dedicándose al hongo"21. Sin embargo, lo que sigue no es una deliberación concisa o profunda sobre el verdadero significado de cualquiera de las entidades, sino más bien una obra de teatro en la que Cage comenta con perplejidad: "¡Qué bendición sería para la industria discográfica si pudiera demostrarse que la interpretación, mientras se está en la mesa, de un LP del Cuarteto Opus Tal y Tal de Beethoven altera tanto la naturaleza química de la Amanita muscaria como para volverla digerible y deliciosa!"22. Y, sin embargo, está dentro del breve y ridículo Music Lover's Field Companion que encontramos algunos de los escritos más extravagantes y poéticos sobre los hongos y la música que Cage haya concebido jamás:

"Propongo que se determine qué sonidos promueven el crecimiento de qué hongos; si estos últimos, de hecho, producen sonidos propios; si las branquias de ciertos hongos son utilizadas por insectos de alas apropiadamente pequeñas para la producción de pizzicati y los tubos de los Boleti por diminutos insectos excavadores como instrumentos de viento; si las esporas, que en tamaño y forma son extraordinariamente diversas, y en número incontable, no producen al caer a la tierra sonoridades parecidas al gamelán; y finalmente, si toda esta actividad emprendedora, que sospecho que existe delicadamente, no podría, a través de medios tecnológicos, ser llevada, amplificada y magnificada, a nuestros teatros con el resultado neto de hacer nuestros entretenimientos más interesantes."23

Comparados con esta vivaz y quijotesca pieza en prosa, los poemas mesósticos de Cage parecen clínicos. Pero, como con la mayoría de sus búsquedas artísticas, la determinación del significado y la estética eran secundarios al experimento en sí. Los hongos ofrecían otra lente a través de la cual explorar la producción experimental. La búsqueda constante de Cage de lo nuevo y lo no descubierto puede ser el único vínculo verdadero entre todos sus proyectos artísticos. Cada tema era una plataforma desde la cual tejer palabras, imágenes y sonidos. Si bien los hongos inspiraron una asombrosa cantidad de producción artística para Cage, convierten la tarea de escribir sobre Cage en esta capacidad en un ejercicio desconcertante. Tal vez Cage vio una conexión profunda entre la música y los hongos; lo más probable es que solo estuviera tratando de hacer sus entretenimientos más interesantes.

 

 

Aclaraciones del traductor:

*Los mesósticos son una forma poética que se caracteriza por la disposición de las letras en una estructura vertical, donde las letras de una palabra o frase se colocan en el centro de un poema. Cada letra de la palabra central puede ser el inicio de una línea del poema. Es una técnica que permite jugar con el lenguaje y crear un significado adicional a través de la disposición visual del texto. Ejemplo de mesóstico, por ejemplo, si tomamos la palabra "LUZ", un mesóstico podría verse así:

Luz que ilumina

Un camino oscuro,

Zambulléndonos en la claridad.

 

En este caso, cada línea comienza con una letra de la palabra "Luz". Esta forma poética es utilizada para explorar conexiones entre el contenido y la forma, y a menudo se asocia con la obra de John Cage, quien experimentó con diferentes estructuras y formas en su escritura.

 

NOTAS

 

  1. En las piezas para piano preparadas, las cuerdas de un piano estaban equipadas con una variedad de tornillos y luego virtuosos entusiastas las pulsaban sin piedad.
  2. Tim Wilson, "Cage in the Woods", Inside the Music, CBC Radio-2 (2009).
  3. Ibíd.
  4. David W. Rose, "A Plurality of One: John Cage and the People-to-People Committee on Fungi", Fungi Magazine 1, no. 4 (2008): 27.
  5. Ibíd., 25.
  6. David Revill, The Roaring Silence (Nueva York: Arcade Publishing, 1992), 43.
  7. Ibíd., 182.
  8. Alison Knowles y John Cage, "Where Are We Eating? And What Are We Eating", en John Cage, Empty Words: Writing 73-78 de John Cage (Londres: Boston: Marion Boyars, 1980), 82.
  9. Ibíd.
  10. Ibíd.
  11. Ibíd.
  12. Ibíd.
  13. John Cage, Lois Long y Alexander H. Smith, The Mushroom Book (Nueva York: Hollander Workshop, Inc., 1972).
  14. John Cage, A Year from Monday: Lectures and Writings (Londres: Calder & Boyers, 1985), 34.
  15. John Cage, Silence: Lectures and Writings (Londres: Marion Boyars Publishers Ltd., 1987), 268-269.
  16. Cage, A Year from Monday, 35.
  17. Ibíd.
  18. Rose, "A Plurality of One", 30.
  19. Tim Wilson, transcripción de una entrevista con Cage realizada en Mountain Lake, Virginia, septiembre de 1983 (www.personamedia.com).
  20. Cage, Empty Words, 10.
  21. Cage, Silence, 274-276.
  22. Ibíd.
  23. Ibíd.

No hay comentarios:

Publicar un comentario