Nuestra finalidad es divulgar las ideas filosóficas en el ámbito de la filosofía clínica, presentando diversos ensayos sobre los temas del dolor, la sexualidad, la cultura, la política, la estética, el arte y la ciencia, entre otros. Este blog se edita en Caracas, Venezuela (UCV) y en Guayaquil, Ecuador (Uartes).
viernes, 28 de febrero de 2025
miércoles, 26 de febrero de 2025
John Cage
y la estética del wabi-sabi
David De los Reyes
RSV/DDLR 2024
La
filosofía del wavi-sabi y la obra de John Cage comparten una profunda
conexión que va más allá del ámbito estético y se cohesiona en la experiencia
humana, la percepción del arte y la vida misma. Ambas corrientes, la filosofía
zen y la obra del compositor, desafían las nociones tradicionales de belleza,
perfección y orden, invitando a una apreciación más profunda sobre la
impermanencia y la autenticidad de todo lo que existe en el universo, en un
mundo saturado de expectativas.
El wavi-sabi,
es una concepción filosófica que se centra en la belleza de la imperfección y
la transitoriedad, la cual resuena con la concepción de Cage sobre la música y
el arte. Cage, un compositor y artista innovador y experimental, fue un avanzado
explorador en lo que se considera música y sonido, desafiando las convenciones
establecidas. Su obra, marcada por la experimentación y la aleatoriedad, busca en
detenerse sobre la esencia del momento presente, lo que se identifica
perfectamente con la filosofía wavi-sabi. Una postura oriental que
valora lo efímero y lo natural. En lugar de buscar la perfección técnica, Cage
abrazó la idea de que el sonido y el silencio son igualmente significativos, lo
que refleja la aceptación de la imperfección y la belleza en lo cotidiano.
Una de
las obras más emblemáticas de Cage, 4'33'', es un claro ejemplo de cómo su perspectiva
creadora se alinea con los principios del wavi-sabi. En esta pieza, el
intérprete debe sentarse en silencio durante cuatro minutos y treinta y tres
segundos, invitando al público prestar una escucha atenta a los sonidos del lugar.
Este acto de atención a lo que normalmente no le prestamos nuestros sentidos,
refleja la esencia del wavi-sabi: la belleza se halla en lo simple y lo
momentáneo de nuestra contingencia cotidiana. La obra nos conduce a lo que a
menudo consideramos ruido o perturbación, pudiendo ser una fuente de belleza y
significado si estamos dispuestos a escucharlo y vivirlo.
Además,
la aleatoriedad y el azar en la música de Cage puede verse como una
manifestación del principio wavi-sabe de lo impermanente de la realidad.
Al permitir que los elementos de su composición se desarrollen de manera
espontánea, Cage crea experiencias musicales que siempre serán originales, pues
su ejecución las hace únicas e irrepetibles. Esta idea de que cada
interpretación es diferente y que el proceso es tan importante como el
resultado final se suma a la apreciación
estética vital de la transitoriedad en el wavi-sabi. En este sentido,
tanto Cage como los principios del wavi-sabi nos invitan a abrazar lo
efímero, lo circunstancial, lo cotidiano y a encontrar belleza en la
singularidad de cada momento.
El uso
de materiales no convencionales en la obra de Cage también refleja una estética
wavi-sabi. Sin limitarse a los instrumentos tradicionales, Cage
incorporó objetos cotidianos y sonidos de la naturaleza en su música, diluyendo
las líneas entre el arte y la vida. Esta elección de materiales refleja la
rusticidad y la autenticidad que el wavi-sabi valora, concertado que la
belleza puede encontrarse en lo más insignificante, en aquello que se considera
banal. Al hacerlo, Cage trasciende las nociones tradicionales de lo que
constituye una obra de arte, invitando a una reevaluación de nuestras
percepciones y expectativas.
No puede
dejarse de lado uno de los aspectos que este explorador de sonidos incorpora en sus propuestas
estéticas. Me refiero que la conexión entre el wavi-sabe y la obra de
Cage también se hace presente su enfoque hacia la importancia del silencio como
elemento esencial para que se dé el sonido. Para Cage, el silencio no es
simplemente la ausencia de sonido, sino un espacio lleno de posibilidades. En
este contexto, el silencio se convierte en una especie de un lienzo sobre el
cual se proyectan las experiencias sensoriales, un concepto que hace eco con la
idea wavi-sabi de encontrar belleza en lo que no se muestra. Este
enfoque invita a los oyentes a reflexionar sobre su propia relación con el
sonido, el silencio y el entorno, promoviendo una experiencia más consciente y
apreciativa.
La
filosofía wavi-sabi también se manifiesta en la actitud de Cage hacia la
vida y el arte. Su enfoque zen y su interés por la meditación reflejan una
búsqueda de autenticidad y conexión con el momento presente. Al igual que el wavi-sabi,
Cage nos invita a dejar de lado nuestras expectativas y juicios, y a abrirnos a
la experiencia de lo que es. Este enfoque se traduce en una obra que no solo
busca desafiar las normas, sino también fomentar una mayor comprensión y
apreciación de la vida misma.
En el
ámbito de la música contemporánea, la influencia de Cage y el wavi-sabi
se pueden observar en la forma en que los artistas contemporáneos
experimentales abordan la creación y la interpretación. Frente a la perfección
el orden absoluto de la obra en la música formal y tradicional, la incorporación
de la imperfección y la transitoriedad en las obras musicales ha llevado a una
nueva generación de músicos a explorar nuevas formas de expresión que desafían
las convenciones tradicionales. Al asumir ciertos principios estéticos de Cage,
estos artistas están dispuestos a experimentar con el sonido, el silencio y el
entorno, creando obras que son reflejos de su tiempo y espacio.
Pero
quiero advertir que la relación entre el wavi-sabi y la obra de John
Cage no solo se limita a la estética, sino que también se extiende a una
profunda y permanente filosofía de vida que invita a la introspección y la
apreciación de lo cotidiano en todos sus posibles enfoques perceptuales. Ambas
actitudes, introspección y apreciación de la cotidianidad, nos enseñan a
valorar lo efímero, a encontrar belleza en la imperfección y a abrazar la
singularidad de cada momento. En un mundo que, como hemos advertido antes, a
menudo prioriza la perfección y la uniformidad, el wavi-sabi y Cage nos
recuerdan que la verdadera belleza reside en la autenticidad y en la capacidad
de estar presentes en nuestras experiencias.
Al
final, la obra de Cage y la filosofía del wavi-sabi nos ofrecen un marco
para entender y apreciar el arte y la vida de una manera más profunda, vital y
humana. Nos invitan a cuestionar nuestras percepciones, a abrirnos para crecer
con nuevas experiencias y a encontrar significado en lo que a menudo se pasa
por alto a nuestra consciencia. En este sentido, tanto la obra y vida de Cage
como los principios de la filosofía del wavi-sabi nos proporcionan
herramientas para navegar un mundo complejo y en constante cambio,
recordándonos que la belleza y la autenticidad pueden encontrarse en los
lugares más inesperados y cotidianos.
domingo, 2 de febrero de 2025
Theodor Adorno,
David De los Reyes
Adorno considera el ensayo como su forma predilecta para escribir y reflexionar en torno a los temas de su interés. Su pensamiento se centra en abordar la realidad desde el fragmento, es decir, en expresar la realidad fragmentada que lo habita. Su mirada, crítica hacia la razón universal, tal como lo expone en su obra Dialéctica de la Ilustración, se opone a cualquier intento de concebir al objeto de estudio bajo la pretensión epistemológica de alcanzar un conocimiento universal.
Esta perspectiva fragmentada se vuelve aún más evidente en su enfoque hacia el arte. Para Adorno, la única opción válida para comprender el significado e interpretar una obra es el ensayo. Sabemos que el ensayo siempre presenta una postura personal, donde el análisis y la libertad de pensamiento del autor se manifiestan de forma primordial. Adorno señala que el ensayo tiene la virtud de no someterse ni al rigor de la ciencia ni a las restricciones de la teoría. No es doctrinario; más bien, se asienta en lo efímero, lo cambiante, lo transitorio y lo voluble, lo que lo convierte en un intento de pensar que se opone a la gran filosofía sistemática. El ensayo se erige en lo perecedero, en oposición a la creencia en un concepto determinante y absoluto de una realidad cerrada. Como señala Adorno: "El ensayo no quiere ni puede encerrar su objeto en un sistema cerrado; más bien, se mueve en lo abierto, en lo problemático, en lo incompleto"1.
El ensayo se enfoca, en primer lugar, en un objeto particular, lo que lo hace especialmente adecuado para interpretar una obra de arte. Sin necesidad de contar palabras o páginas, el ensayo está limitado únicamente por la interrupción personal de quien lo escribe. No hay una medida establecida. La medida, si se puede hablar de ella, reside en la forma en que se interpreta y argumenta en torno al objeto artístico concreto y particular elegido. La medida también está en cómo nos lleva a comprender el significado y la existencia de lo tratado. La afinidad de Adorno por el ensayo nos muestra que esta es la forma más adecuada para interpretar y exponer tanto los alcances como las limitaciones de la obra en cuestión.
Respecto a la idea de una filosofía del arte en Adorno, es bien conocida su cercanía a la postura de Hegel, quien propone una estética centrada en la obra de arte, en contraste con Kant, que abarca tanto la estética de la naturaleza como la del arte sin distinción. Con Hegel nos adentramos en la incorporación de la historia en el arte, la cual, de alguna manera, impulsa al autor en su concepción, aunque sea de forma inconsciente. Para Adorno, al igual que para el idealista alemán, el arte es una forma de conocimiento que, de manera indirecta, permite acceder a una lectura de la realidad que funda la obra. Se advierte que, debido a esta influencia histórica, el autor no tiene un control completo sobre lo que produce. Una obra de arte lograda siempre presenta y conserva una autonomía propia en relación con su creador. Por esta razón, no debe intervenir en la interpretación de una obra de arte ni la biografía del autor ni un análisis histórico o cronológico de sus obras. Su análisis y comprensión están más allá de estos detalles externos. Como afirma Adorno: "El arte auténtico se emancipa de las intenciones de su creador y, en su autonomía, deviene en una crítica implícita a la sociedad que lo rodea"2.
El arte, según Adorno, es la libertad en medio de la "ilibertad". Por "ilibertad" se refiere a la condición social impuesta por el tardocapitalismo, mientras que la libertad alude al carácter autónomo y libre de la forma artística. La obra de arte se presenta como protesta, como escándalo, como reclamo, como crítica frente a la opresión social. Es un medio para develar la injusticia y el totalitarismo arraigados en la sociedad, en sus detalles y en las técnicas de dominio que esta impone. Como sabemos, el arte de vanguardia tuvo y sigue teniendo lineamientos basados en estos estandartes de crítica directa y denuncia, lo que históricamente lo llevó a ser reducido, acorralado o prohibido por regímenes dictatoriales. Sin embargo, la diferencia entre un estado totalitario y las democracias, según Adorno, radica en que estas últimas no prohíben las vanguardias. En cambio, las permiten subsistir y las incorporan a la Industria Cultural, apropiándose de ellas, absorbiéndolas y utilizándolas como parte del mecanismo mercantil del mercado de masas contemporáneo. Aunque en algunos países pueda existir censura, el objetivo no es tanto prohibir como neutralizar la crítica, convirtiéndola en un objeto masivo de distribución comercial.
Adorno también se opone al arte comprometido, pues este sigue una línea de pensamiento que predetermina al espectador, dividiendo el mundo entre buenos y malos. Es, en esencia, una crítica social publicitaria que apoya una política específica, terminando por atraer a un público predispuesto a aceptarla. La Industria Cultural, entonces, sabe cómo atemperar y explotar esta visión política para su beneficio. El público que se identifica con esta postura comprometida se convierte en un producto más de consumo. Esto genera una falsa concepción: se presenta una obra que supuestamente se opone a una sociedad opresiva, pero que en realidad se sumerge en la dinámica de producción del sistema que pretende denunciar.
Entre los autores que Adorno reconoce como verdaderamente autónomos en su arte y su posición como artistas se encuentran Samuel Beckett y Franz Kafka. Ambos exponen una realidad alienante y la ponen en evidencia con claridad. Sus obras no buscan parecerse a la sociedad que critican. La angustia y la opresión, la marginalidad y el absurdo, la desesperación y la apatía son las claves de una existencia humana que no pretende reconciliarse con la sociedad en la que transita. Desde esta perspectiva, el arte, en un entorno alienado y opresivo, encuentra en la libertad formal su única posibilidad de felicidad. Como señala Adorno: "La obra de arte, en su autonomía, es la promesa de una reconciliación que no se realiza en la realidad social"3. Si el arte entra en la telaraña de la opresión generalizada, debe también poseer el mecanismo para sustraerse a ella. No debe mirar hacia un pasado idealizado en busca de una edad de oro, sino asumir con seriedad el sufrimiento del presente y, si es posible, señalar una vía de escape al dolor que la sociedad inflige.
Finalizamos señalando que Adorno, con su propuesta de comprender la realidad fragmentada, termina proponiendo en practicar una filosofía paradójica. Paradójica porque por un lado advierte la imposibilidad de sustraerse al mundo en que se vive, y tampoco a su carácter opresivo, injusto, arbitrario. Pero por otro lado nos conmina a mantener la atención sobre la necesidad de resistir. La resistencia, ¿resiliencia? podríamos agregar hoy, a esa doble condición que nos exige el destino de nuestra historia individual y colectiva. En su mirada de comprender los fenómenos y la realidad nos inserta su dialéctica negativa, el pensamiento negativo, en quedarse en el momento de no reconciliación con el sistema y sus contornos factuales. La paradoja filosófica está en asumir la admisión del poder desmesurado que surge desde la misma capacidad producción y consumo, que se nos presenta como un seductor y sugestivo círculo mágico de toda existencia humana, al cual no podemos superar, pero no por ello dejar de oponerse a él para confrontarlo y enmendarlo en la medida que podamos. Sea la realidad opresiva que tengamos ante nuestra vida, nunca perder el hálito que nos lleva continuamente a la necesidad de respirar la resistencia, de resistir.
1. (1)Theodor W. Adorno, Teoría Estética, traducción de Jorge Navarro Pérez (Madrid: Akal, 2012), p. 21.
(2) Theodor W. Adorno, Teoría Estética, p. 131.
3. (3) Theodor W. Adorno, Teoría Estética, p. 199.
sábado, 1 de febrero de 2025
Pensamiento crítico,
una necesidad en tiempos de confusión e
incertidumbre
David
De los Reyes
Introducción
Vivimos
en una era marcada por la sobreabundancia de información, cambios tecnológicos
vertiginosos y una creciente complejidad en los problemas sociales, económicos
y culturales. En este contexto, el pensamiento crítico se presenta como una
herramienta indispensable para navegar en un mundo lleno de incertidumbre y
confusión. Este ensayo aborda la importancia del pensamiento crítico como una
habilidad esencial, no solo para la vida cotidiana, sino también para campos
específicos como la composición musical, donde la creatividad y el razonamiento
autónomo son fundamentales para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
La
definición y propósito del pensamiento crítico
El
pensamiento crítico nos permite razonar de manera autónoma, tomar decisiones
informadas e interpretar y resolver problemas complejos en un mundo también
complejo. Según Peter A. Facione, el pensamiento crítico implica "un buen
juicio, casi lo opuesto al pensamiento ilógico, irracional [...] es un
pensamiento que tiene propósito, probar un punto, interpretar lo que algo
significa, resolver un problema [...] son habilidades y actitudes o hábitos que
se caracterizan por su interpretación, análisis, evaluación, inferencia,
explicación y autorregulación"[1]. Esto requiere contar con información
documentada y diversa, discriminar su calidad, trabajar desde la herramienta de
la pregunta y realizar juicios fundamentados desde el análisis y la evaluación
de argumentos y perspectivas.
En
consecuencia, el desarrollo del pensamiento crítico en los individuos tiene que
ver con la capacidad de discernir entre la infinita información que nos llega a
través de los medios de comunicación. En un mundo donde las noticias falsas y
la posverdad se han convertido en fenómenos cotidianos, adquirir estas
habilidades es más urgente que nunca. Según la Real Academia Española, la
posverdad es "la distorsión deliberada de una realidad, que manipula
creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en
actitudes sociales"[2]. Frente a este escenario, el pensamiento crítico se
erige como una herramienta para resistir la manipulación y fomentar una
ciudadanía más informada y activa.
El
pensamiento crítico en la educación y las falacias del sistema actual
A
pesar de su importancia, el pensamiento crítico no siempre es fomentado en los
sistemas educativos tradicionales. Según Matthew Lipman, la educación actual
tiende a centrarse en la transmisión de conocimiento de los profesores hacia
los estudiantes, bajo un paradigma en el que "se considera que los
estudiantes piensan cuando aprenden lo que se les ha enseñado"[3]. Este
enfoque autoritario y memorístico limita el desarrollo de habilidades críticas
y creativas, dejando a los estudiantes incapaces de interpretar datos, realizar
análisis complejos o generar soluciones innovadoras.
Además,
los sistemas educativos no suelen preparar a los estudiantes para reconocer y
evitar falacias en su razonamiento. Como señala Irving Copi, las falacias son
formas de razonamiento que parecen correctas, pero no lo son cuando se analizan
detenidamente [4]. Ferrater Mora las describe como "argumentos falsos con
apariencia de verdad"[5]. Estas falacias, a menudo cometidas de manera
intencional o por ignorancia, dificultan la capacidad de los individuos para
evaluar críticamente la información y los argumentos que encuentran en su vida
diaria.
El
pensamiento crítico en el ámbito laboral y artístico
En
el contexto del siglo XXI, las habilidades de pensamiento crítico, creativo y
la capacidad para resolver problemas se han convertido en requisitos
indispensables en el mercado laboral. Según diversos informes, para el año 2025
estas habilidades serán esenciales para los profesionales y técnicos de
cualquier área. La tecnología está transformando rápidamente el mercado
laboral, y los empleadores buscan personas capaces de adaptarse a estos cambios
mediante el uso de un razonamiento autónomo y creativo.
En
el ámbito artístico, y particularmente en la composición musical, estas
habilidades cobran una relevancia especial. La creación y ejecución musical no
pueden desligarse de los cambios tecnológicos y culturales que afectan a los
mercados y campos artísticos. Los compositores y músicos deben desarrollar un
pensamiento crítico que les permita interpretar y responder a las demandas
estéticas, culturales y formativas de la sociedad. Esto incluye la capacidad de
construir proyectos artísticos que sean pertinentes y significativos en un
mundo globalizado.
El
impacto de la tecnología y la globalización
La
tecnología y la globalización han transformado profundamente la manera en que
interactuamos y comprendemos el mundo. En este contexto, no basta con
participar en el vínculo social inmediato; es necesario tener una comprensión
más amplia de cómo nuestras acciones afectan a nivel global. La interacción ya
no puede entenderse de manera ingenua, sino como una construcción compleja que
requiere habilidades de pensamiento crítico, creativo y autónomo.
La
creatividad, en particular, está estrechamente vinculada con el pensamiento
crítico. Según diversos estudios, la creatividad implica la capacidad de
imaginar y entender problemas desde nuevas perspectivas, aplicando soluciones
innovadoras y efectivas. Esto es especialmente relevante en el ámbito
artístico, donde la imaginación y el razonamiento autónomo son esenciales para
enfrentar los desafíos culturales y tecnológicos del presente.
Conclusión
El
pensamiento crítico no es solo una habilidad deseable, sino una necesidad en
tiempos de confusión e incertidumbre. Ya sea en la vida cotidiana, en el ámbito
laboral o en la creación artística, esta capacidad nos permite enfrentar los
desafíos de un mundo complejo y en constante cambio. Como compositores y
músicos, desarrollar un pensamiento crítico nos ayuda a interpretar y responder
a las demandas culturales y estéticas de nuestra sociedad, al tiempo que nos
prepara para construir proyectos artísticos significativos y trascendentes. En
un mundo donde la posverdad, las noticias falsas y las falacias son moneda
corriente, el pensamiento crítico se convierte en una herramienta indispensable
para navegar con éxito en la era de la información.
Referencias
[1]
Facione, Peter A. Pensamiento Crítico ¿Qué es y por qué es importante? Insight
Assessment, 2007, pp. 2-4.
[2]
Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. 23ª ed., 2014.
[3] Lipman, Matthew. Thinking in Education. Cambridge
University Press, 2001, pp. 55-56.
[4]
Copi, Irving M. Introduction to Logic. Macmillan, 1969, pp. 59-91.
[5]
Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Tomo P, Editorial Sudamericana,
1964, p. 369.
Bibliografía
Copi,
Irving M. Introduction to Logic. Nueva York: Macmillan, 1969.
Facione,
Peter A. Pensamiento Crítico: ¿Qué es y por qué es importante? Insight
Assessment, 2007.
Ferrater
Mora, José. Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1964.
Lipman, Matthew. Thinking in Education. Cambridge:
Cambridge University Press, 2001.
Real
Academia Española. Diccionario de la lengua española. 23ª ed. Madrid:
Real Academia Española, 2014.