¡El gran Edy Martínez en Guayaquil!
David De los Reyes
(Fotos: David De los Reyes)
En la Universidad de las Artes (Guayaquil, Ecuador), en el marco del Festival "Piano ma non solo" (29 al 31 de octubre), tuvimos un encuentro con el maestro compositor y arreglista musical colombiano Edy Martínez (1942, Pasto – Colombia), una figura estelar del latín jazz. Celebramos esta charla en la plaza publica de Manzana14, gracias al diálogo fructífero que se dio con la presentación del profesor Freddy Vallejos.
Edy Martínez es un veterano de la música latina. Durante muchos años residió en Nueva York, donde se destacó como arreglista, compositor e intérprete de reconocidas orquestas y artistas representativos de la música caribeña, especialmente de la salsa.
En la década de los 60, con 18 años, dejó Colombia para emprender su odisea artística. Se detuvo en Aruba, tocó en Miami, pasó un tiempo en Nueva Orleans y luego se trasladó a la ciudad que se convertiría en el centro de todo lo relacionado con la música tropical y, sobre todo, con la salsa: Nueva York. Esta ciudad es el lugar donde nació el género latino de la salsa y se exploró y constituyó el “latín jazz”.
Al preguntarle sobre sus influencias musicales, siempre mencionó la herencia de sus padres. Por el lado paterno, su padre, Manuel Martínez, trombonista y percusionista, admirador de John Coltrone, le transmitió la rítmica y lo guió en su desarrollo a través de la percusión. Edy comenzó a tocar en la orquesta de su padre a una edad temprana. Por parte de su madre, pianista clásica y reconocida conocedora de la armonía, recibió su influencia formal y académica.
Estudió durante dos años en el conservatorio, pero abandonó los estudios formales. La profesora de piano rusa, que era muy estricta y disciplinada, le pegaba en las manos cuando se equivocaba. Edy le dijo a su padre que no quería seguir con tal práctica “a la rusa”. Así que Edy adquirió métodos, obras y libros de piano y de teoría músical para emprender su educación de forma autodidacta, estudiando las obras de Mozart, Beethoven y Chaikovski, entre otros, y orientando y preguntando sobre sus inquietudes técnicas e interpretativas a los compañeros más avanzados del conservatorio.
Su formación autodidacta continuó a través de la “escucha” atenta. Se hizo de los mejores discos de los músicos de la época, escuchó a Max Roach, Count Basie, Mongo Santamaría, Quincy Jones, junto a las grandes bandas del momento hasta aprenderlos de memoria. Se preocupó por absorber las dos culturas musicales, la latina y la americana. Ambas aportaron elementos fundamentales para su carrera musical. De cada una obtuvo “el acento” propio para lanzarse al mundo del jazz latino internacional. Para él, cada cultura musical tenia sus secretos, y a partir de ahí se dedicó a descubrirlos en el piano, apropiándose de sus modulaciones y giros armonicos, de todos sus fraseos y de sus amplias posibilidades de composición en ese género en particular, haciéndolo suyo de una forma personal y original. Ambas culturas, afirma, producen una extraordinaria formación musical, que requiere coraje, virtuosismo, dedicación y un espíritu mestizo en las entrañas del músico. En su caso, se apropia, además de la armonía, del “fraseo”, de los secretos de los ensambles y de la orquestación rítmica arriesgada, junto a las expresiones de la música contemporánea formal, pero sobre todo, sobre todo del jazz. Trabaja todos los estándares jazzísticos que llegan a sus manos, a la par de escuchar los discos de los grandes maestros del jazz de todos los tiempos y estilos. Este será uno de los “métodos” de aprendizaje que más apreció para alcanzar su completa formación: escuchar y escuchar. Analizar, entender, explorar, experimentar y practicar. Y, sobre todo, prestar atención al “fraseo” de los grandes del jazz, que es su continua recomendación para la nueva generación de músicos presentes en la charla.
Trabajó como músico, arreglista y compositor en la orquesta de Ray Barreto, para Larry Harlow, las estrellas de Fania All Stars, Mongo Santamaría, la Orquesta Broadway, Típica 73, entre otras. Arregló para cantantes como Celia Cruz, Machito y Ángel Canales, por mencionar algunos.
Regresó a Colombia en 1993, y sus amigos, dueños de locales nocturnos, le preguntaron si no formaría una orquesta de salsa. A esa solicitud respondió, no. En cambio, decidió constituir un proyecto personal: establecer una Big Band de latín jazz en Bogota, con el formato de las grandes orquestas americanas. Con sus propios arreglos y composiciones, grabó entonces uno de sus álbumes emblemáticos: “Privilegio”. Otra de sus grandes satisfacciones está en su disco “Celebration”.
Finalmente, afirma que “la música es científica”. Hay que entenderla, superar el “acento local” y entrar a comprender el “acento internacional”. El “fraseo” es una condición importante a tener en cuenta. Hay que esquivar el acento regional. El lenguaje de la música es “sagrado”, no perdona y "siempre discrimina". Si queremos hacer música, “tenemos que escuchar la verdadera música, la buena música, de todo tipo y estilos, e intentar tocar ‘sin acento’ y saber darle el ‘correcto’”.
Fue una tarde de aciertos, saberes, exploraciones, experiencia de vida, y recomendaciones para todos los amantes y cultores de la música!
¡Bienvenido, maestro Edy Martínez!
Les dejo el enlace de su álbum Privilegió aquí:
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