Poe y Melville:
un epicentro literario marino
David De los Reyes
(Universidad de las Artes, Guayaquil
Universidad
Central de Venezuela)
I
El poeta
nicaragüense Rubén Darío fue un profeta respecto a la celebración de la obra de
Poe. Publica en 1920 un particular libro de ensayos con el título de Los Raros. Ahí presenta a una serie de
reflexiones críticas sobre sus poetas predilectos. El primer ensayo que encontramos es sobre el raro poeta Edgar Allan Poe y suscribe una apreciación personal que,
aún pasado más de un siglo, se mantiene en pie. Esta apreciación agorera tiene
una doble consecuencia. Primero advierte del permanente interés, pertinencia y
constancia en torno a la inconfundible obra universal de Poe por autores de
disímiles latitudes, diferentes disciplinas artísticas como de tendencias diversas.
Y segundo, de su infaltable y constante celebración anual en muchas partes del
globo. Y de esto último se trata aquí. Nunca pasó ni pasa desapercibido este
hombre de capa negra gótica. Las palabras del romántico poeta latinoamericano así
lo precisan: “La influencia de Poe en el
arte universal ha sido suficientemente honda y transcendente para que su nombre
y su obra no sean a la continua recordados. Desde su muerte acá, no hay año
casi en que, ya en libro o en revista, no se ocupen del excelso poeta
americano, críticos, ensayistas y poetas. Y hoy, por encima de todo, no
menos presente el comentario y apreciación de su fantástica obra en el
continuum virtual de la letra digital de las pantallas luminiscentes.
Pero este año 2019 tiene una
particular y doble celebración. A Poe se le ha adherido a éste consabido
recuerdo, la celebración del introspectivo Herman Melville, por los doscientos
años de nacimiento. Si el octavo mes del año fue para tributar la obra y
memoria de Herman Melville (nació el 1 de agosto de 1819-1891), no menos
presente resulta la gran figura de Edgar Allan Poe (1809-1849), a los 210 años
de su nacimiento (que fue el 19 de enero) o a los 170 de su partida a
conmemorarse este 7 de octubre. Una muerte por demás espectral y no muy
aclarada. Del final de uno
de esos divinos semilocos necesarios para
el progreso humano, en palabras del nicaragüense Darío, quien continúa
refiriendo a Poe como el cisne desdichado
que mejor ha conocido el ensueño y la muerte, poeta infeliz, príncipe de los
poetas malditos.
¿Por qué traer a estos dos
creadores estadounidenses en este breve ensayo? Ambos, Poe y Melville, tienen
en común, además del ejercicio de la escritura de ficción, haber elaborado dos
de las novelas más singulares en torno al tema marino de la literatura en la
primera mitad del siglo XIX. La Narración
de Arthur Gordon Pym de Nantucket (1838), del bostoniano y la profusamente
comentada pero menos leída Moby Dick (1851) del
neoyorquino. Ambos serán narradores que dirigieron la proa de su
imaginación literaria al vasto espacio, casi infinito, de los mares, de los
habitantes de sus profundidades y de la vida impetuosa e irracional de los
hombres que habitan en su personal literatura de viajes y de arenas saladas. Una
y otra obra, tienen en común otro elemento determinante para el destino de sus
autores: estos libros serán en su momento sendos fracasos comerciales para sus
editores. Sus atentos lectores, pudiéramos inferir, aún no habían nacido.
Poe escribió, como sabemos, en
principio poesía (sus tres primeros libros editados estuvieron enmarcados en
ese género literario), y una serie de impecables cuentos cuyo entorno y pie
ondean la atmósfera marina, pero su única novela fue cimentada sobre un
turbulento mar arrollador y en un torbellino de pasiones oscuras que atraviesan
a sus personajes. La narración de Arthur
Gordon Pym de Nantucket (Harpers and Brothers ed., N.Y), su cuarta
publicación editorial, es una obra a la que pudiéramos acercarnos bajo la lectura
como una creación que rompe los parámetros de la novela usual del realismo, del
naturalismo y del costumbrismo del siglo XIX. Su autor la presentó como un
ensayo basado en el Diario de anotaciones de su amigo (ficcional) Jeremías
Reynolds, que había llevado a cabo una expedición a la Antártida en el año de
1829. Reynolds había sido destituido de su barco por un motín dejándolo en
Chile.
Leerla nos exige una mirada bajo
un acercamiento tonal de hibridez, tanto por su forma y como por su contenido,
pues comienza con un prólogo que es una confesión de Pym en tanto polizón de
dieciséis años en un ballenero anclado en el puerto de New Bedford (EEUU). Luego,
tras el relato de naufragio y la muerte, se desarrolla como una novela de
aventuras, o una visión particular sobre hechos insólitos dados sobre el mar,
como es la oscuridad de la inteligencia ante la desesperación del hambre de los
sobrevivientes y su consecuente canibalismo, al que se ve conminado Pym junto a otros compañeros. Han
de comerse a su amigo Richard Parker para sobrevivir al naufragio; o a
situaciones escabrosas en que ciertos hombres se ven confinados a vivir, o leer
la obra como un documento periodístico (que hoy podría pasar como un sutil fake news), pero que termina en una
doble vertiente. Por un la lado, tiene un implacable final fantástico, gótico y
misterioso; y por otro, un recuento de sucesos que hubieran podido ser vistos
como reales para la imaginación colectiva lectora. Por tal condición Pym se ve
obligado a narrar los hechos tal como fueron.
II
Para la aparición del libro,
partes de la novela fueron publicados en periódicos como si hubieran sido
hechos reales, convenciendo a muchos lectores de la existencia de una tierra
ignota en que el agua se calentaba en vez de enfriarse a medida que se viajaba
hacia los polos. Poe se adelanta a la condición de colocar noticias falsas literarias, como ya dije más arriba,
para su uso publicitario y crear una expectativa literaria.
El origen de la inspiración tanto
para la obra de náufragos caníbales de Poe como para la cacería de la ballena Moby Dick por el capitán Ahad está
basada en el trágico caso del ballenero Essex, el cual zarpó en noviembre de
1819 del puerto de Nantucket, (año que nace Melville), a un viaje sin retorno,
donde su destrucción y naufragio se debió a un cachalote enfurecido ante el
ataque y cacería de esa nave contra un grupo de ballenas junto a sus crías,
frente a las costas de Chile. El caso es que Poe toma el hecho del hundimiento
sin referir a la envestida destructiva del gladiador cetáceo contra el Essex y Melville tomará ese insólito
hecho como un motivo para dirigir, como proa poética, la trama de su obra hasta
el final. En ésta, la destrucción del barco por el cachalote blanco sería punto
de partida para inspirar su relato; en la otra, sería el naufragio y el
canibalismo el punto de partida y desarrollo de la aventura.
La obra del marinero literato
Herman, se engendra cuando escucha y lee del caso estando en el mar, sirviendo
como marinero en el ballenero Acushnet, y entrabar amistad con el hijo de uno
de los oficiales náufragos, el primer oficial Owen Chase, quien había escrito
una relación de los hechos, dejándole en sus manos prestada una copia del
manuscrito donde relataba la desastrosa aventura de su padre. Poe, cultor de
imágenes donde la sombra de la muerte es implacable, se detendrá en narrar
naufragios y la supervivencia del grupo de marineros por el sacrificio vital de
sus compañeros.
Pareciera que ambos escritores se
hubieran puesto de acuerdo para utilizar e inspirarse cada uno en una parte
distinta de la historia. Poe desarrolla su obra en los linderos que tocan la
parte más directa, truculenta e inhumana, la del naufragio y canibalismo;
Melville se inspirará de forma más abstracta y simbólica a través de la
glorificación de la brutal fuerza natural e inconmensurable del cetáceo blanco
y su envestida fatal ante la frustrada venganza del desquiciado capitán. Ese
cachalote albino, hoy se sabe que existió y habitó realmente los mares del
Pacífico Sur, cerca de las islas Mocha, al suroeste de la costa de Chile.
La primera edición de la obra de
Poe data de 1838. Y por lo dicho hasta acá nos preguntamos si ¿la habría leído
en ese momento Melville? No lo sabemos, pero sí la leyó en alguna de sus
travesías en el mar, influyendo en él; tal apreciación es bastante segura.
Melville tendría diecinueve años para ese entonces, y buscaba su futuro e
incierto destino; se había desempeñado en varios oficios, como maestro y
empleado de banco, hasta llegar a tomar la decisión de echarse a la mar para no suicidarse, como nos lo dice en primer
párrafo de su impresionante novela Moby Dick, que tendrá que esperarse dos
décadas para su aparición en 1851.
III
Este pequeño homenaje que traemos
aquí, en memoria de estos dos autores decimonónicos estadounidenses, ha querido
ofrecer algunos aspectos en torno al tema de lo marítimo en estos dos autores,
sin poner de lado la temática de los balleneros y sus particulares concepciones
de mundo en cada uno de ellos al respecto.
Si bien La Narración de Poe tiene una serie de eventos que muestran las
condiciones de los colonos de los océanos, también advertimos que los barcos
referidos en su obra, el Grampus y el
Jane Guy, son balleneros, naves que
zarpan a la cacería y al comercio de los productos del cetáceo por los Mares de
Sur. El intrépido Pym-Poe, nos hablará de motines, naufragios, rescates,
canibalismo y enfrentamiento a seres fantásticos que son, ¿coincidencia con la
ballena Moby Dick?, varios de ellos de color
blanco, que simbolizará el bien y el
mal. Poe muestra en su novela a los nativos de las islas como supersticiosos a
ese color, presente en el animal extraño que habían capturado en alta mar los
tripulantes del ballenero, como también de los grandes blancos pájaros que
surgen de la vaporosa cortina blanca del polo sur. Entre esos visos de ser
ensayo y literatura ficcional a la vez, la obra de Poe, girando en torno al
blanco presente en seres sobrenaturales, pudo surgir –y he aquí una
especulación personal- en Melville la idea de la ballena blanca que estremecerá
sublimemente a los trágicos tripulantes del Pequod.
Impresiona que, a diferencia con
Melville, Poe tendría una reducida experiencia del mar. Un único viaje a
Inglaterra (Londres), cuando se traslada de niño a suelo inglés con su familia
adoptiva, donde en ese país adquirirá una formación de lenguas clásicas y
modernas, del latín y del francés. Y nada más.
Las dos obras decimonónicas
estarán enmarcadas en una literatura de viajes y aventuras marítimas, presentando
lugares y eventos exóticos, perdidos, inauditos a los urbanitas de entonces.
Ambas tuvieron críticas que las ensalzaron como las denostaron estos
divertimentos estéticos literarios de una fina y abierta exploración y
conocimiento del alma y la naturaleza humana.
Ambas obras han sido calificadas
por la crítica (de antes y de ahora inclusive), de ser imperfectas, cansinas y
pesadas en largos pasajes casi teóricos marítimos, donde parecieran hacer un
inventario de actividades y de situaciones en torno a la navegación,
diferenciándose del giro final de cada una. La Narración de Poe desconcierta
con su abrupto final aparentemente gratuito y trunco, frente a un ignoto ser
blanco que absorbe a los personajes sobrevivientes de un naufragio.
El caso del capitán Ahab y el
blanco cetáceo concluye con la destrucción del ballenero Pequod son su
tripulación, del que solo dos seres continuarán con vida: Ismael, que también
es la voz narradora que nos relata su aventura, y la ballena blanca; los únicos
sobrevivientes de un encuentro mortal y ejemplarizante entre el hombre y las
fuerzas de la naturaleza que representa el animal marino, el cual ejerce la
atracción y venganza del poseído capitán Ahab, que vendría a representar la
soberbia y el mal, la voluntad de poder destructiva y tiránica de este tiránico
y experimentado marinero de marras.
Con esta breve relación entre
estas dos obras peculiares sobre la condición del hombre de mar y al entorno de
la líquida tela oceánica a que es referida como fondo de sus acciones y
aventuras, de sus relatos y tramas marinas, hemos querido celebrar así como
constatar, las agoreras palabras del nicaragüense Rubén Darío, a la obra
expectante y única del admirado Edgar Allan Poe, pero no menos la del marinero
Herman Melville.
David De los Reyes 17 de septiembre 2019.
filosofiaclínica1.blogspot.com
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