De la verdad y lo real en Heidegger
Theowald D'Aragó Fiol
“La
verdad es un ejército de metáforas en movimiento”
F. Nietzsche,
Verdad y Mentira en sentido extra moral
Hablar de
lo real es tan vasto como la filosofía misma, Heidegger lo aborda desde
diferentes latitudes, como concepto corriente de la verdad, como eterna
posibilidad de la coincidencia, la adecuación del enunciado con la cosa y su
esencia, como el fundamento que hace posible la conformidad que tiene su
fundamento en la libertad. Precisamente como la esencia de la libertad, que a
su vez es la esencia de la verdad. La no-verdad como encubrimiento o la
no-verdad como errar.Hemos trazado una diagonal para abordar brevemente el
problema.
Cuando
abordamos lo real debemos saber que esta intrínsecamente ligado a la verdad y
su esencia, esta en todo caso no trata ni se ocupa de la verdad en cada caso,
de la experiencia practica de la vida…
La
pregunta por la esencia trata de encontrar qué es lo que caracteriza a toda
“verdad”.
Y nos
preguntamos con Heidegger ¿acaso con la pregunta por la esencia no nos perdemos
en el vacío de una generalidad que deja sin aire a cualquier pensar? ¿Acaso lo
extremo de esta pregunta no evidencia la ausencia de suelo firme que
caracteriza a la filosofía?
“(… )Lo primero que debería intentar un pensar bien
fundamentado, según nos señala el mismo Heidegger, ocupado con lo REAL, ES
ESTABLECER LA VERDAD EFECTIVAMENTE REAL, que nos proporcione hoy día normas y
estabilidad, contra la confusión de la opinión y el cálculo. A la vista de este
estado real de necesidad, ¿qué significado tiene la pregunta (“Abstracta”) por
LA ESENCIA DE LA VERDAD que pasa por
alto todo lo efectivamente REAL? ¿La pregunta por la esencia no es la más
inesencial y más irrelevante que se pueda preguntar en general?”[1]
“No podemos
despreciar ligeramente lo grave que significa en nuestra contemporaneidad negar
la esclarecedora obviedad de estas dudas y reflexiones, ¿pero quién debe hacer
la reflexión? Heidegger nos dice que, quien lo hace es el sentido común del
hombre, quien necesita una utilidad al alcance de la mano, y pugna celosamente
contra el saber de la esencia de lo ente, un saber que desde hace largo tiempo
se llama filosofía”[2].
Y nos
preguntamos con Heidegger ¿nosotros mismos no nos quedamos detenido en lo obvio
del sentido común cuando nos creemos seguros en esas múltiples “verdades” de la
experiencia de la vida, del actuar, investigar, crear y creer? pues si,
nosotros mismos defendemos lo obvio contra cualquier pretensión de ponerlo en
tela de juicio y cuestionarlo.
Pero ya que queremos la “verdad” real y efectiva, la
verdad al fin y al cabo, debemos exigirnos en donde estamos nosotros en nuestra
contemporaneidad, la que queremos saber que sucede actualmente ya que el
hombre, su historia, debe plantearse “metas”.
Nos
señala Heidegger “Pero para reclamar una verdad real se tiene que saber ya
previamente qué significa verdad en general. ¿O sólo se sabe esto porque es
algo que se siente y sólo de un modo general? Pero ¿acaso este saber aproximado
y la indiferencia que suscita no es más miserable que el simple y puro
desconocimiento de la esencia de la verdad?”[3]
Y nos
preguntamos ¿“Realidad” es únicamente el mundo perceptible sensiblemente? ¿Que
hacemos cuando nos enfrentamos a la realidad Divina, a la realidad Humana, o a
la realidad Natural? ¿O cuándo para otros la primacía es la realidad social
frente a la realidad de la conciencia? ahí es cuando cabe la pregunta,
entonces, ¿De cuál es propiamente el ser real? ¿Es la conciencia a partir del
ser o es el ser a partir de la conciencia?
Si la
palabra alemana wirklichkeit con la
que el maestro Eckhart tradujo la palabra latina actualitas indica lo mismo, es decir, si realmente traduce la misma
cosa, y si lo que los latinos llamaron a su vez causa eficiente corresponde a
su vez a lo que por ejemplo Aristóteles llama entelequia o lo que Richard
Wisser prefiere llamar capacidad de acción, ¿no hacemos todos un diálogo de
sordos cuando cada cual dice realidad, pero con ello entiende algo
distinto?...¿y si cuando decimos “realidad” a fin de evitar este diálogo de
sordos recurrimos a Aristóteles cuya etimología indica “lo que realmente hace
acto de presencia y perdura en la obra”, no debemos pensar la realidad en
griego?
Y nos
reiteramos con Martin Heidegger, “¿dónde están las experiencias liberadoras que
sirven para examinar las realidades supuestas en relación con la realidad?…¿Se
agota el ser-ahí humano en semejante inmanencia y necesidad o bien, para ir
tras las huellas de la “esencia del fundamento” debe verse la empresa decisiva
en la búsqueda de la “trascendencia” del ser-ahí” [6]. Del Dasein…
“En el ser-aquí se le devuelve al hombre el fundamento
esencial y durante mucho tiempo infundamentado gracias al cual el hombre puede
ex-sistir. Aquí, «existencia» no significa existentia en el sentido del aparecer y del «Dasein» (vorhancheit estar ahí delante) de un ente. Pero
«existencia» tampoco significa aquí, al modo «existencial», el esfuerzo moral
del hombre por su sí-mismo edificado sobre una constitución corporal y anímica.
La ex-sistencia que tiene sus raíces en la verdad como LIBERTAD es la
ex-posición en el des-ocultamiento de lo ente como tal. Todavía incomprendida,
ni siquiera necesitada de una fundamentación esencial, la ex-sistencia del
hombre histórico comienza en ese instante en el que el primer pensador se pone
al servicio del des-ocultamiento de lo ente, preguntando qué sea lo ente. En
esta pregunta es en donde por vez primera se experimenta el des-ocultamiento.
Lo ente en su totalidad se desvela como faesiw, la «naturaleza», que aquí todavía no alude a un ámbito especial de lo
ente, sino a lo ente como tal en su totalidad, concretamente con el significado
de un venir surgiendo y brotando a la presencia. La historia sólo comienza
cuando lo ente es elevado y preservado expresamente en su des-ocultamiento y
cuando esa preservación es concebida desde la perspectiva de la pregunta por lo
ente como tal. El inicial des-encubrimiento de lo ente en su totalidad, la
pregunta por lo ente como tal y el inicio de la historia occidental son lo
mismo y son simultáneos en un «tiempo» que, siendo él mismo inconmensurable,
abre por vez primera lo abierto, es decir, la apertura, a cualquier medida”[7].
Para
hablar desde la existencia-la libertad, desde el des-ocultamiento. “El ser-aquí
ex-sistente libera al hombre para su «libertad», en cuanto que ésta le ofrece
la posibilidad de elección. Pero como bien sabemos coloquialmente la libertad
es poder optar. Pero de este modo el hombre no dispone de la libertad a su
antojo, ni mucho menos dispone sobre ella. Ésta (la libertad) no la posee el
hombre como una propiedad, sino que por el contrario, y a lo sumo, es esta (la
libertad) quien posee al hombre. Heidegerianamente, la libertad, el ser-aquí
ex-sistente y des-encubridor, es la única que le concede a una humanidad esa
relación con lo ente en su totalidad que fundamenta y caracteriza por vez
primera toda historia”[8].
La
libertad, en cuanto dejar ser a lo ente, lleva a cabo la esencia de la verdad
en su des-ocultar a lo ente –“LO REAL”–.
“La pregunta por la esencia de la verdad surge de la
pregunta por la verdad de la esencia. La pregunta por la esencia de la verdad
entiende ante todo la esencia en el sentido de la pregunta por el qué-es
(quidditas) o la coseidad (realitas), pero entiende la verdad como un carácter
del conocimiento. La pregunta por la verdad de la esencia entiende la esencia
verbalmente y, quedándose todavía dentro del Representar Metafísico, piensa con
esta palabra el ser en cuanto esa diferencia que reina entre Ser y Ente. Verdad
significa un cubrir que aclara y que es el rasgo fundamental del ser. La
pregunta por la Esencia de la Verdad encuentra su respuesta en la frase que
dice: la esencia de la verdad es la verdad de la esencia”[9].
La
Verdad de la Esencia es la EXISTENCIA, vivir fuera de solo lo biológico, esa
particularidad propia y única del HOMBRE, de lo HUMANO. Existir, crear-hacer
espíritu.
Vivir y
existir se copertenecen, aunque como nos dice Heidegger en Uber der Humanisms
pag. 17; PARECE COMO SI LA ESENCIA DE LO DIVINO FUESE MAS CERCANO A NOSOTROS
QUE LO CHOCANTE EXTRAÑO DEL SER VIVIENTE”.Y agregamos nosotros, por lo menos,
eso debería ser.
[1]Martin Heidegger,De la esencia de la verdad, Madrid, Ed. Alianza, p. 2.
[2]Ibídem.
[3] Ibídem.
[4] Cfr. Richard Wisser, Martin Heidegger y el cambio de la realidad de lo real, p. 4
[5]Ibíd., p. 6.
[6] Martin Heidegger, Ser y Tiempo, Madrid, Ed. Trotta, p. 38
[7] Martin Heidegger, De la esencia de la verdad, p. 10
[8] Cfr. Martin Heidegger, De la esencia de la verdad, p. 11.
[9] Martin Heidegger, De la esencia de la verdad, p. 18.
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