miércoles, 1 de mayo de 2019

Merysol León: acción y transgresión 

del cuerpo[1]

David De los Reyes

 

La obra de esta entrañable amiga y creadora de acciones gestuales, instalaciones e intervenciones, de danza y entusiasmos perennes, exploró los resquicios de lo posible y de lo invisible, del ocaso del performance y la necesidad y búsqueda de una actividad más prestidigitadora de la construcción estética del evento emocional en devenir contextual. Es por lo cual que nos hemos abocado a tratar uno de sus planteamientos radicales sobre la performance, que escuchamos en nuestros simposios sobre el qué-hacer artístico que se venían dando de manera interrumpida en la ciudad de Mérida por los entusiastas organizadores del CIE (Centro de Investigación Estéticas) de la Universidad de los Andes; me refiero a su latente preocupación por el fin indeterminado de la performance[2], por ser un arte de la decepción.
La performance, llamado también Life Art Arte accional está destinada a la muerte y la decepción, nos dice Merysol[3], por dos situaciones. Primero por su mercantilización y segundo, por la condición implícita del mismo ArteAcción en sí. Ella postulaba el fin indeterminado de esta actividad. Acelerar su fin, avanzar a su desaparición, viene a ser la condición de toda realización dentro de los límites de la inmaterialidad de la acción, siendo lo único que la saca del olvido es su efímera captación virtual de la fotografía o del video, de su grabación o documentación con fines museísticos, es decir, crematísticos a la final, de ahí buena parte de su decepción como arte.
En la performance, su vida, su accionar, es atrapar por instantes su muerte; no pretende eternizarse, sólo es como un soplo borrado junto al diseño de la línea de su devenir. La sustancia de esta acción remite al momento silencioso de la misma acción; su percepción nos arrastra a una lógica borrosa del sentido; he ahí que la performance provea a sí mismo el propio germen de su desaparición, de su fin. Sin embargo, para ML, a la vez, la performance nace como la operación simbólica de la muerte del arte objetual; acto que se deslinda de la tradicional conceptualización del arte para abarcar nuevos derroteros; también se seguirá hablando del artista por un no dejar, por un referirse a algo conocido y facilitar una designación a ese artor, pero en el fondo el artista también desaparece o pierde significación dentro de esta situación emocional estética del accionar del gesto, del cuerpo y la elocuencia, perdidos en su no sens, en su sin-sentido. Al arte contemplativo ML quiere someter su mirada hacia nuevas vías de la transgreción estética activa. ¿Nuevas formas del arte, en su momento?, un acto creativo que evoca, construye, se inspira y trastoca la realidad por el ejercicio lúdico a tempo del presente continuo. Un evento accional donde lo colectivo se invoca para anclar al arte a la vida o mejor, la vida sólo se adviene si es sentida en tanto arte, en tanto creación lúdica, surcando el cauce del espíritu dadaísta inundando a todos y a cada uno de nosotros.

La propuesta de ML en los 90 del arte acción se centró en una noción de cuerpo como acontecer… fundamento de lo que se ha pensado, ideado o de lo que se puede improvisar en un momento dado, realel cuerpo es síntesis, el allí de la acción era el aquí cotidiano de nuestros espacios, de nuestros tiempos. El cuerpo pasó a ser el eje de “lo accional”. Es el cuerpo deconstruido de aquellas fijaciones que son sus condiciones de hábito, sociales e incluso cotidianas 


La propuesta de ML era una acción donde el artista en tanto ganancia es catalogado como un sumergirse en el matizado estanque de la ilusión y sólo comprendiendo la negación de sí, la pérdida de sí en su acto transgresor/nihilista, es que gana esta acción/situación estética en iluminación creadora. Menos es más, para tararear las palabras de la Bahaus, pero un menos en cuanto rodeo del ser por la fantasmagoría de las pretensiones de transcendencia en el acto creador.
Para ML ese arte/juego, que era su ArteAcción, debía prometer el encuentro con lo simple, condición que encontramos alrededor de su propia vida y su estilo personal; un arte/lúdico que debe inspirarse como diversión y realizarlo, desnudándose de pretensiones más allá del hic et nunc, entrando en el terreno de lo insignificante aparente; claro está, era para Merysol, por tanto, una apartarse de cualquier implicación con valores mercantiles y transaccionales que lo condicionen, lo limiten o le impongan una intencionalidad previa y crematística; que según su visión no era sino prodigar su muerte definitiva. Más que un arte por el arte era un encuentro de lo lúdico por lo lúdico, a partir de la acción corporal del creador junto a la recreación perceptual del público; era una estrategia de cambio multisensorial individual más que social; crítica creadora que pretendía liberar represiones de todo orden; buscaba, como ella misma dice, remover estructuras profundas solapadas en la pasividad del espectador.

“A diferencia de la performance unipersonal, aparecen grupos accionalespor una parte, y por otra, por el uso del instrumental mediático, una posición neutra en el acto de comunicar, e incluso un escepticismo ante la idea de ejercer una influencia transformadora” ML ([1999]:2004:185). 


Pero esta actuación/acción vive en un ambiente generalizado donde el arte oficial o de vanguardias sufre, según ella, la indiferencia del público. Sacar a ese público de su inercial narcosis de realidad era parte de esa patada de ahogado en la historia que procura la performance, o el happening o el fluxus, concepciones todas manejadas en sus propuestas de arte público.
La especificad de este arte muestra, pues, su perpetua cara agónica. Una transgreción y transdisciplinariedad nutre a este espíritu de la inmediatez, encerrado en su propia muerte con el momento de su aparición, de su ejecución. El artista contra quien se oponía esta entusiasta del arte accional era contra esa especie de locos oficiales, entronizados entre las parafernalias del arte oficial o lucrativo; aspiraba a una subversión de lo cotidiano, pauta tan pregonada por el Fluxus.
Este carrusel de oportunidades que invoca nuestra amiga evocada, la lleva a la búsqueda de una nueva especificidad efímera de una obra de arte total, pero en sentido inverso. La plástica, el teatro, la danza, la música han contraído el virus que porta la acción; juntándose diversos medios, como el video, la moda, la publicidad, las instalaciones que reordenan el espacio, las video proyecciones sobre objetos, paredes, muros o personas, la televisión como presentadora de motivos icónicos o lingüísticos, y los sonidos de vida subterránea son utilizados para darle cuerpo, espacio y tiempo de una manera dinámica, con un ritmo que seduce y atrapa al espectador (ML, 1999, p.52)[4]La obra de arte que vive inserta en y con la vida gracias a su propia destrucción, disolución; visto así, la obra de arte se encuentra dando sus últimos estertores, propuesta nada original, pero si valiente al enunciarlo en el contexto en que se pronunciaba.
Obra accional en tanto evento, donde comienzo y fin retumban en el cerco de la simultaneidad pues no se busca, ni pretende encontrar, un desenlace prefigurado; es una acción en que no se puede prever un final lineal; se busca una percepción alucinatoria, un arañar un intersticio en el tiempo común; es un intento de presentar un eco en la memoria. destinado a diluirse en un estado de conciencia diferente para el espectador/espectante y el promotor de la acción performance.
Estos artistas del performance (como, por ejemplo, el auto-amputador de miembros que es Bruce Louden, quien se cortaba dedos, lengua, oreja y llamaba a estos actos prestidigitación jubilosa), vendrían a cumplir la observación suscrita por ML:
“Abrumados por el sentimiento casi universal de cambiar el mundo, los individuos cambian aquello que está en su poder: sus propios cuerpos”.
Al cuerpo se quita su aspecto sacral; deja de ser una donación divina al modo cristiano; pasa a ser materia a intervenir; se convierte en espacio para un acto de poder personal; es una sustancia más que se puede, como la arcilla, moldear, mutilar, cambiar, a gusto –junto a un dolor/júbilo- que puede transformarse, rehacerse, desarmarse y volver a armar. Son los artistas del cuerpo transgredido que han donado ese cuerpo al espacio del arte lúdico y presentarlo como una perenne metamorfosis individual, denotándolo como un disfraz, como un volumen moldeado a mi capricho.
Por el desprecio, apropiación, desacralización del cuerpo, por un llevarlo a los extremos físicos y químicos, se llega a su purificación; el dolor y la ansiedad, la insensibilidad y la indiferencia engendra el límite a saltar en ese habitáculo del espíritu o del alma nunca eterna. Esta negación corporal se convierte en juego que desborda a una concepción del arte y se dirige a los tatuajes, las escarificaciones, las mutilaciones, a la inserción de objetos bajo la piel, entre otros usos estéticos insertados en el cuerpo. Acciones que hoy vienen a nutrir a toda una estética colectiva cotidiana superada, pero aún con un peso inmenso e imprevisible. Es entrar en un arte en tanto riesgo, y cercanía con la muerte, del juego del arte trasmutado a la vida en tanto peligro y rigor, dolor y mutilación, de un cuerpo en acción en contra de sí, asumiendo el peligro cotidiano de la existencia para aceptarlo como una condición ontológica a capricho y necesidad del artista de la acción. Se bordea los extremos, se sobrepasa límites, es un acercamiento constante a una consumación, a la nada, al no-ser, al fin como búsqueda y sentido ontológico nihilista. Son actos, son acción más no información, actos y acciones en que lo único cierto es lo incierto o un no man’s land, una tierra de nadie del arte.
Visualizó cambios importantes de esta puesta en escena del instante. Frente al performance individual de sus primeros tiempos se adhiere luego la recrudescencia de grupos accionales, como sería su compañía DanzArte; al igual se halla un interés diferente por la audiencia, la contaminación y ampliación de los efectos gracias al uso de los instrumentos mediáticos de tecnología de punta, un encuentro neutro con el interés de comunicación y escepticismo total respecto a tener una idea de ejercer una influencia transformadora en el espectador (política o social). Dejaba de lado la intención por comunicar y comunicarse con el público; no se espera del público una comprensión, un entiéndeme y apréciame, ni siquiera el concepto movilizado es una interacción de lo real (ML, 1999, p.53/54). La sucesión va imponiendo las imágenes que terminan construyendo una red para el espectador que sólo es partícipe más no un convidado co-partícipe. Cambios que fueron observados ML en los artistas del país de los ’80 en relación a los existentes a finales de los ’90.
Finalmente Merysol compartió de cerca lo dicho por el crítico de arte Glusberg respecto al performance: “…el cuerpo humano es la más plástica y dúctil de las materias significantes, la expresión biológica de la acción cultural”[5]Ella hizo del cuerpo (y los cuerpos), una acción que partía de lo biológico, de la vida misma, para decantar en una acción subversiva del instante.





Hemerografía

Glusberg, J.1986: El Arte de la Perfomance, Buenos Aires: Arte Gaglianone.
León, M., 1996: Merysol Leon dice: ¡danzate! La creación como oficio docente.
-----------1999: Una propuesta accional en los '90. Ponencia presentada en el I Simposio Nacional de Estetica. Universidad de Los Andes. 
-----------1999b: Territorios del arte accional. Seminario Permanente de Semiótica en Artes Visuales. (pp. 49-58). Mérida: Universidad de Los Andes. 

-----------2001: El Fin Indeterminado de la Performance. En Rev. Estética Nº4, Mérida.
-----------2002: Intervención Urbana. En Rev. Estética Nº6, Mérida.
Rodriguez, O. 2012: Zona de Tránsito. La propuesta accional de Dánzate. Recuperado el 12 de enero del 2019 en: https://danzate.webnode.com.ve/products/producto-1-
Sosa, A. 2019: Cuerpo ausente, presencia contundente: Un Campo de Girasoles para Merysol Leon. Recuperado el 25 de marzo del 2019. http://deartecontemporaneoyculturasvisuales.blogspot.com/search/label/Performance



NOTAS

[1] Este escrito es una ponencia presentada en el marco del evento “Cuando las actitudes devienen performances”, durante los 2,3 y 4 de abril del 2019. Participando en la jornada de exposiciones y reflexiones teóricas titulada: “Performance e Iconoclastía: pedagogías, creatividades y redes de trabajo social”.

[2] Es en noviembre de 1999 que ML ofrece una ponencia poco usual y muy propia de sus propuestas de AcciónArte. Como nos dice la artista Antonieta Sosa en el recuerdo de su amiga al conocer la noticia de su partida final,  y recuerda la relación entre el arte y la muerte en la ponencia de Merysol en el Simposio de Estética de Mérida de ese año: “Recuerdo a Merysol siendo introducida al gran auditorio dentro de una urna, mientras el audio nos trae su voz en off con su ponencia titulada "EL FIN INDETERMINADO DEL PERFORMANCE O EL ARTE DE LA DECEPCION", un maquillador de cadáveres la está maquillando…”, en el escenario. Ver: Sosa, A. 2019Cuerpo ausente, presencia contundente: Un Campo de Girasoles para Merysol Leon. Recuperado el 25 de marzo del 2019. http://deartecontemporaneoyculturasvisuales.blogspot.com/search/label/Performance


[3] Merysol León (1959-2004): Su formación comenzó en la danza clásica para luego evolucionar hacia el performance y más tarde concretar su propuesta de AcciónArte. Formada por la Escuela de Arte de La Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela), posteriormente hará estudios doctorales completos en París. A su regreso al país, asume la cátedra de Arte Medieval en esa misma universidad andina y funda el grupo DanzArte, aún en plena actividad. Sus obras, enmarcadas en el arte acción, más que pretender ser una crítica social buscó una propuesta lúdica,  que llamó “un puro placer” público, al construir propuestas  performáticas que vendrían a buscar un “destrazar” el acontecer de las cartografías cristalizadas en la comunidad, en especial en torno a la ciudad de Mérida, (Venezuela).

[4] Esta poeta del performance advierte en su reflexión que: Desde ahora  los conciertos de música rock, punk o de cualquier otra tendencia, festivales de música como el de Lollopaalooza, no se conciben sin el toque que pueda dar la Performance al evento. Ese grado de canalización de la Performance temido por los teóricos, ha alcanzado sus proporciones  y si no llega definitivamente a comercializarse, la Performance, es actualmente una forma de amenizar vernissagesaperturas  de congresos y hasta matrimonios de adultos contemporáneos, (ML, 1999, p.52)

[5] Glusberg, J. (1986) El Arte de la Perfomance, Buenos Aires: Arte Gaglianone.

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