Nos-otros los otros ¿los mismos?
Hablar de Estética – de Arte – del hacer – del producir – del crear, como localidad, nos parece de entrada de modé, y por supuesto nos aburriría escribir de ello si no fuera por el inteligente subtitulo nos-otros-los otros, aunque hubiésemos puesto “otros”, entre comillas, pues somos los “mismos”, por varias razones: una de ellas es que al hacer hermenéutica - interpretación nos vemos obligados a decir que: si pensamiento y lenguaje están (de la mejor manera) consustanciados, y nosotros hablamos español (un latín mal hablado) y tenemos además todas las raíces griegas que dan contenido a nuestro lenguaje ¿Qué estamos hablando y pensando? Eso sin contar que nuestro habitar socio-político-económico, tiene sus orígenes en la Hélade, quien va a determinar todo lo que hoy llamamos occidentalidad o euro- centrismo contemporáneamente, y que a nuestro juicio desde el punto de vista epistémico, abarca todo el mundo de vida de “todas” las culturas del globo terráqueo, ya que La Episteme, el conocimiento, en el sentido en el que va a ser creada la ciencia y la tecnología a partir de Newton 2000 años después de Sócrates, Platón y Aristóteles, es propio y único del mundo griego; y que hoy ha sido asimilado y aceptado (lo creamos o no) por todas las culturas que por esta fueron conquistadas (es decir todas).
Hablar de una no occidentalidad en el sentido epistemológico, ya no es posible, incluso podríamos decir que es desconocer la diferencia entre saber y conocer. La cultura occidental (como bien sabemos) se ha caracterizado, por actuar para conocer (la búsqueda del porque de las cosas) y no así como el resto de las culturas que saben (parodiando la naturaleza sin interrogarla) para actuar.
La segunda de las interpretaciones está ya implícita en la presentación – invitación que hace este simposio: “el concepto ampliado de arte y estética que funda la estética contemporánea, seria inconcebible sin este proceso que llevo al arte y la vida cotidiana a fundirse en una Estatización del Mundo de las cosas, en una intensificación de la sensibilidad, en una supresión de la fractura entre arte y vida.” Lo que llama Sergio Givone en la introducción de la Historia de la Estética: Esteticismo difuso (Sergio Givone pagina 9 ss, 1990). Sin embargo se debería dejar en claro que dicha supresión, no guarda el carácter del romanticismo plenamente, es decir solo en el sentido intimista, subjetivo e individual, sino como lo hace el propio Nietzsche, radicalizando la lección de los románticos, al decir de alguna manera; “terminó la era de la retórica y comenzó la era de estética”. “Esta radicalización (dice Givone) arroja retrospectivamente luz sobre un rasgo fundamental del romanticismo, desde el momento en que han sido los románticos quienes convirtieron el gran estilo en su contrario, en una mezcla de estilos generalizada y elevada a la categoría de principio Poetico”, (op, cit), connotamos esta cita, porque a nuestro juicio pareciera que desde donde queremos partir, “América”, todavía se cree (si no es que todavía se espera) la creación del gran estilo americano, por eso y por muchas otras razones, nos parece naive hablar de la estética desde esta posición, (si hay un gran estilo en América es, el Trágico, del cual hablaremos al final de esta exposición).
El gran estilo (euro céntricamente hablando) ha sido el fin de éste, y si a algo a contribuido realmente América es agraciadamente a su destrucción, al adoptarlos todos, por eso diríamos que una de las características de la “americanidad”, (si es que podemos hablar de ello) es la de la fabulación, en y desde lo romántico, pues este no ha llegado a su fin (si es que tendría que tenerlo) en nuestro subcontinente.
Para el romántico no hay vedad sin estilo, ni estilo sin verdad, aunque parezca contradictorio ya que tendríamos que preguntarnos ¿ha habido verdad, filosofía en América?, como hemos dicho en el sentido epistémico, No, ya que nosotros partimos siempre de una mezcla de estilos generalizada, elevada a la categoría de principio poetico. Y por eso no podemos ser engañados, porque no habitamos en la verdad, sino en la poesía, como nos diría Maria Zambrano “solo quien tiene verdad, puede ser engañado”. Y los poetas no tenemos verdad, la hacemos poetizando, hermenéutica mente, en la contingencia, en la poetización. Los americanos hemos sido una auto producción, una auto creación, una poiesis.
Como podemos ver paradójicamente, ha surgido en nuestro discurso, un nos-otros precisamente mas estético- poético – artístico, que filosófico. Porque nosotros no hemos tenido que dar paso a lo estético, desde lo retórico, lo teórico, lo filosófico, porque somos estética desde nosotros mismos, y al decir estética me refiero a lo fenoménico – la percepción sensible – inteligible, los existentes, al ser, ontológicamente hablando; al logos en su sentido originario del verbo legein “en griego” elegir encontrar, y no así posplatónicamente como logos – razón.
Si existe una mundanidad, donde la hermenéutica es la praxis, la acción, sin episteme, es la mal llamada Latinoamérica y decimos sin episteme, porque como hemos dicho, nosotros sabemos, pero no conocemos, el por-que nos llega a posteriori, a diferencia de nuestra paternidad euro céntrica, quien conoce (hace episteme) para actuar. Creemos que paradójicamente Nietzsche no hubiese podido encontrar mejor terreno para su proposición: “No hay verdades sino interpretaciones”, que en nuestro continente.
Por eso no tenemos que desconstruir Derridanemente hablando, sino seguir habitando hermenéutica mente en el sentido que de ésta hace Heidegger, es decir” el hombre es de naturaleza interpretativa”. Sin querer por ello, que la hermenéutica sea racionalista, en el sentido filosófico, como al parecer, todavía pretende Vattimo, de ésta. En relación a la hermenéutica estamos de acuerdo, mas bien, con Rorty, donde llegamos al punto en que el esteticismo y el irracionalismo de la hermenéutica, asumen dos significados distintos: En un primer sentido el esteticista “ se define en relación a la distinción entre hermenéutica y epistemología, en la cual la distinción de nuevos sistema de metáforas entendido como Heiddeger, lo entiende, en Ursprung des kunswerks, la obra de arte; en ese sentido la asimilación por llamarla así, excluye la argumentación, la demostración, la heterogeneidad lógica. En un segundo sentido la hermenéutica en su versión de construccionista , parece implicar el “ irracionalismo” (las comillas son mías) , en la medida en que, para huir de la metafísica rechaza toda justificación argumentativa de su modo de proceder y de sus preferencias, presentándose mas bien, como un Coup des, dés (golpe de suerte)(mas allá de la interpretación, 1995. Yanny Vattimo, pagina 152), aunque podamos sentir con esto, como diría Vattimo, un trasfondo metafísico”. A nosotros esto último no nos preocupa, ya que el mismo Heiddeger (como bien sabemos) nos dice en su introducción a la metafísica que: "no podemos dejar de vernos desde el horizonte de la metafísica, ya que somos lo sido”... En cambio, lo que si nos preocupa, es la implicación “irracionalista” que asume en la hermenéutica, ya que a nuestro juicio, toda percepción sensible, es simultáneamente intelectiva o inteligible, ya que de lo contrario, no seria percibida, pues como también nos dice Heidegger,” toda ontología es fenomenología”, y parodiando a Parménides, el ser y el pensar,(para poder entendernos) lo hemos hecho lo mismo. Llegando así a la tesis pasablemente dialéctica: lo mismo es solo lo mismo fingiendo ser otro.
Para concluir, en esta libre, y si se quiere poética (en el sentido de producción, creación), interpretación de nos-otros América, queremos volver a la acotación que habíamos dejado sin concluir cuando nos referimos a la tragedia. Primero queremos aclarar que, asumimos este estilo, el trágico, como lo hace Nietzsche: “partir de la tragedia, salir de ella y encaminarse hacia lo trágico”. Donde por trágico, según nos dice Givvone (op,cit, página 12) debe entenderse, como señala nuestro filosofo en los textos póstumos, “el placer de la aniquilación, que conlleva el rechazo de absolución catártica, el amor por las cosas problemáticas y terribles y, por tanto el reconocimiento, del carácter último de los elementos mas radicalmente contradictorios, la economía a lo grande y el uso de lo negativo para conseguir ese beneficio que es el canto, la belleza. Pero una vez alcanzado lo trágico, el gran estilo deja de ser estilo, es decir, deja de ser un modo, una forma capaz de dominar el caos, y se hace uno con el sonido que sale del corazón de la tierra…”
En este sentido nuestra América permanece, ambivalentemente, en sus orígenes y su actualidad, trágicamente, porque el Estado y los políticos, habitan en el drama burgués euro céntrico, en cambio nuestras naciones conservan los dos elementos de lo trágico: “por un lado las catástrofes humanas que son constantes, en todo tiempo y en todo país. Por otro, el sentimiento de que estas catástrofes se deben a potencias sobrenaturales que se esconden en el misterio, cuyas decisiones nos son ininteligibles, hasta el punto de que el miserable insecto humano se siente aplastado bajo el peso de una Fatalidad despiadada de la que intenta en vano alcanzar el sentido” (La esencia de la Tragedia, A.J.Festugiéde, 1986, página 16, Ariel Filosofía).
La pregunta a hacernos es, ya no solo estéticamente, sino también inteligiblemente, ya que para nosotros lo sensible y lo inteligible, la forma y el contenido son una misma cosa. ¿Cual es el salto cualitativo, que debemos dar, en medio de nuestra occidentalidad (repito, ya que somos lo sido) para que en medio de las interpretaciones emerjan las posibles soluciones de la aporía axiológica en la cual se encuentra ya no solo América, sino occidente?. Nuestra pregunta es muy ambiciosa; como ya sabemos, todo se da en medio de las contradicciones (o la seducción como hemos planteado en nuestra anterior ponencia) y la contingencia, desde las cuales emergen las respuestas, pero no por eso deberíamos quedarnos en lo teórico, o como solemos decir ahora derridanamente, en la escritura y la diferencia, la desconstrucción, pues nos es imperiosa la praxis - la acción simultanea con aquellos, para que la emergencia se dé.
Como hemos observado, somos iguales, pero distintos, y probablemente es desde lo distinto, donde habitamos los Americanos, (todavía lo trágico), desde donde junto con lo epistemológico, podamos, ya no solo en lo metafísico, o lo positivista, generar respuestas.
Así eventualmente, podríamos llegar a ser los mismos sin comillas, si es que el deseo es alcanzar a ser un animal humano.
Como vemos, si para algo servimos los artistas, los poetas, es para abrir la vida asi misma en todas sus manifestaciones, mas allá de cualquier orden cerrado de significados. ¿lo enigmático?
Hablar de una no occidentalidad en el sentido epistemológico, ya no es posible, incluso podríamos decir que es desconocer la diferencia entre saber y conocer. La cultura occidental (como bien sabemos) se ha caracterizado, por actuar para conocer (la búsqueda del porque de las cosas) y no así como el resto de las culturas que saben (parodiando la naturaleza sin interrogarla) para actuar.
La segunda de las interpretaciones está ya implícita en la presentación – invitación que hace este simposio: “el concepto ampliado de arte y estética que funda la estética contemporánea, seria inconcebible sin este proceso que llevo al arte y la vida cotidiana a fundirse en una Estatización del Mundo de las cosas, en una intensificación de la sensibilidad, en una supresión de la fractura entre arte y vida.” Lo que llama Sergio Givone en la introducción de la Historia de la Estética: Esteticismo difuso (Sergio Givone pagina 9 ss, 1990). Sin embargo se debería dejar en claro que dicha supresión, no guarda el carácter del romanticismo plenamente, es decir solo en el sentido intimista, subjetivo e individual, sino como lo hace el propio Nietzsche, radicalizando la lección de los románticos, al decir de alguna manera; “terminó la era de la retórica y comenzó la era de estética”. “Esta radicalización (dice Givone) arroja retrospectivamente luz sobre un rasgo fundamental del romanticismo, desde el momento en que han sido los románticos quienes convirtieron el gran estilo en su contrario, en una mezcla de estilos generalizada y elevada a la categoría de principio Poetico”, (op, cit), connotamos esta cita, porque a nuestro juicio pareciera que desde donde queremos partir, “América”, todavía se cree (si no es que todavía se espera) la creación del gran estilo americano, por eso y por muchas otras razones, nos parece naive hablar de la estética desde esta posición, (si hay un gran estilo en América es, el Trágico, del cual hablaremos al final de esta exposición).
El gran estilo (euro céntricamente hablando) ha sido el fin de éste, y si a algo a contribuido realmente América es agraciadamente a su destrucción, al adoptarlos todos, por eso diríamos que una de las características de la “americanidad”, (si es que podemos hablar de ello) es la de la fabulación, en y desde lo romántico, pues este no ha llegado a su fin (si es que tendría que tenerlo) en nuestro subcontinente.
Para el romántico no hay vedad sin estilo, ni estilo sin verdad, aunque parezca contradictorio ya que tendríamos que preguntarnos ¿ha habido verdad, filosofía en América?, como hemos dicho en el sentido epistémico, No, ya que nosotros partimos siempre de una mezcla de estilos generalizada, elevada a la categoría de principio poetico. Y por eso no podemos ser engañados, porque no habitamos en la verdad, sino en la poesía, como nos diría Maria Zambrano “solo quien tiene verdad, puede ser engañado”. Y los poetas no tenemos verdad, la hacemos poetizando, hermenéutica mente, en la contingencia, en la poetización. Los americanos hemos sido una auto producción, una auto creación, una poiesis.
Como podemos ver paradójicamente, ha surgido en nuestro discurso, un nos-otros precisamente mas estético- poético – artístico, que filosófico. Porque nosotros no hemos tenido que dar paso a lo estético, desde lo retórico, lo teórico, lo filosófico, porque somos estética desde nosotros mismos, y al decir estética me refiero a lo fenoménico – la percepción sensible – inteligible, los existentes, al ser, ontológicamente hablando; al logos en su sentido originario del verbo legein “en griego” elegir encontrar, y no así posplatónicamente como logos – razón.
Si existe una mundanidad, donde la hermenéutica es la praxis, la acción, sin episteme, es la mal llamada Latinoamérica y decimos sin episteme, porque como hemos dicho, nosotros sabemos, pero no conocemos, el por-que nos llega a posteriori, a diferencia de nuestra paternidad euro céntrica, quien conoce (hace episteme) para actuar. Creemos que paradójicamente Nietzsche no hubiese podido encontrar mejor terreno para su proposición: “No hay verdades sino interpretaciones”, que en nuestro continente.
Por eso no tenemos que desconstruir Derridanemente hablando, sino seguir habitando hermenéutica mente en el sentido que de ésta hace Heidegger, es decir” el hombre es de naturaleza interpretativa”. Sin querer por ello, que la hermenéutica sea racionalista, en el sentido filosófico, como al parecer, todavía pretende Vattimo, de ésta. En relación a la hermenéutica estamos de acuerdo, mas bien, con Rorty, donde llegamos al punto en que el esteticismo y el irracionalismo de la hermenéutica, asumen dos significados distintos: En un primer sentido el esteticista “ se define en relación a la distinción entre hermenéutica y epistemología, en la cual la distinción de nuevos sistema de metáforas entendido como Heiddeger, lo entiende, en Ursprung des kunswerks, la obra de arte; en ese sentido la asimilación por llamarla así, excluye la argumentación, la demostración, la heterogeneidad lógica. En un segundo sentido la hermenéutica en su versión de construccionista , parece implicar el “ irracionalismo” (las comillas son mías) , en la medida en que, para huir de la metafísica rechaza toda justificación argumentativa de su modo de proceder y de sus preferencias, presentándose mas bien, como un Coup des, dés (golpe de suerte)(mas allá de la interpretación, 1995. Yanny Vattimo, pagina 152), aunque podamos sentir con esto, como diría Vattimo, un trasfondo metafísico”. A nosotros esto último no nos preocupa, ya que el mismo Heiddeger (como bien sabemos) nos dice en su introducción a la metafísica que: "no podemos dejar de vernos desde el horizonte de la metafísica, ya que somos lo sido”... En cambio, lo que si nos preocupa, es la implicación “irracionalista” que asume en la hermenéutica, ya que a nuestro juicio, toda percepción sensible, es simultáneamente intelectiva o inteligible, ya que de lo contrario, no seria percibida, pues como también nos dice Heidegger,” toda ontología es fenomenología”, y parodiando a Parménides, el ser y el pensar,(para poder entendernos) lo hemos hecho lo mismo. Llegando así a la tesis pasablemente dialéctica: lo mismo es solo lo mismo fingiendo ser otro.
Para concluir, en esta libre, y si se quiere poética (en el sentido de producción, creación), interpretación de nos-otros América, queremos volver a la acotación que habíamos dejado sin concluir cuando nos referimos a la tragedia. Primero queremos aclarar que, asumimos este estilo, el trágico, como lo hace Nietzsche: “partir de la tragedia, salir de ella y encaminarse hacia lo trágico”. Donde por trágico, según nos dice Givvone (op,cit, página 12) debe entenderse, como señala nuestro filosofo en los textos póstumos, “el placer de la aniquilación, que conlleva el rechazo de absolución catártica, el amor por las cosas problemáticas y terribles y, por tanto el reconocimiento, del carácter último de los elementos mas radicalmente contradictorios, la economía a lo grande y el uso de lo negativo para conseguir ese beneficio que es el canto, la belleza. Pero una vez alcanzado lo trágico, el gran estilo deja de ser estilo, es decir, deja de ser un modo, una forma capaz de dominar el caos, y se hace uno con el sonido que sale del corazón de la tierra…”
En este sentido nuestra América permanece, ambivalentemente, en sus orígenes y su actualidad, trágicamente, porque el Estado y los políticos, habitan en el drama burgués euro céntrico, en cambio nuestras naciones conservan los dos elementos de lo trágico: “por un lado las catástrofes humanas que son constantes, en todo tiempo y en todo país. Por otro, el sentimiento de que estas catástrofes se deben a potencias sobrenaturales que se esconden en el misterio, cuyas decisiones nos son ininteligibles, hasta el punto de que el miserable insecto humano se siente aplastado bajo el peso de una Fatalidad despiadada de la que intenta en vano alcanzar el sentido” (La esencia de la Tragedia, A.J.Festugiéde, 1986, página 16, Ariel Filosofía).
La pregunta a hacernos es, ya no solo estéticamente, sino también inteligiblemente, ya que para nosotros lo sensible y lo inteligible, la forma y el contenido son una misma cosa. ¿Cual es el salto cualitativo, que debemos dar, en medio de nuestra occidentalidad (repito, ya que somos lo sido) para que en medio de las interpretaciones emerjan las posibles soluciones de la aporía axiológica en la cual se encuentra ya no solo América, sino occidente?. Nuestra pregunta es muy ambiciosa; como ya sabemos, todo se da en medio de las contradicciones (o la seducción como hemos planteado en nuestra anterior ponencia) y la contingencia, desde las cuales emergen las respuestas, pero no por eso deberíamos quedarnos en lo teórico, o como solemos decir ahora derridanamente, en la escritura y la diferencia, la desconstrucción, pues nos es imperiosa la praxis - la acción simultanea con aquellos, para que la emergencia se dé.
Como hemos observado, somos iguales, pero distintos, y probablemente es desde lo distinto, donde habitamos los Americanos, (todavía lo trágico), desde donde junto con lo epistemológico, podamos, ya no solo en lo metafísico, o lo positivista, generar respuestas.
Así eventualmente, podríamos llegar a ser los mismos sin comillas, si es que el deseo es alcanzar a ser un animal humano.
Como vemos, si para algo servimos los artistas, los poetas, es para abrir la vida asi misma en todas sus manifestaciones, mas allá de cualquier orden cerrado de significados. ¿lo enigmático?
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